El tercer eslabón de la saga iniciada en 2001 llega después de una extensa pausa que postergó el proyecto por motivos financieros. El monstruo vuelve a despertar de la mano del director Victor Salva-el mismo de Clownhouse- para asesinar a sus víctimas en esta historia que funciona como la precuela de la segunda parte. Los buenos recursos y el clima de peligro inminente que se adueñaba de las dos propuestas anteriores, no encuentra aquí un rumbo adecuado para una trama que presenta situaciones inconexas que no alcanzan el clima esperado con la criatura que aparece cada 23 años y se alimenta durante 23 días.
Jeepers Creepers 3 trae al sheriff Dan Tashtego -Stan Shaw- y al Sargento Tubbs -Brandon Smith-, quienes junto a ejército están detrás del demonio en cuestión cuando encuentran un camión lleno de cadáveres y trampas mortales. Por su parte, Gaylen -Meg Foster, con su rostro ajado, resulta lo mejor del elenco- es la madre que recibe la visita del fantasma de su hijo asesinado por El Creeper, y busca un paquete enterrado que puede dar información sobre la malévola criatura. A ellos se suman su nieta Addie -Gabrielle Haugh- y un grupo de infortunados motociclistas adolescentes que se convierte en presas del personaje central.
Sin el suspenso ni la tensión que tenía la cacería en el film anterior, todo se resume a una serie de ataques que debilitan su fuerza debido a las extensas escenas de terror diurno y efectos visuales de dudoso impacto que quitan misterio al personaje central, que cobra un costado caricaturesco debido a sus poderes y artilugios que lo transforman en una suerte de superhéroe alado.
Una pena que el filme no alcanza el nivel de los anteriores ni ofrece más información sobre los orígenes del malvado personaje, conectando con el segundo capítulo por la presencia del micro escolar y el cameo de Gina Phillips como Trisha, preparando el campo para una cuarta parte. Una larga espera en la que El Creeper volvió sin fuerzas.