ada es tan malo que no pueda empeorar, a la distancia esta tercera entrega de la saga de un personaje que nació enredado se le suma esta producción que se instala irremediablemente en la peor de todas, haciendo que seamos benévolos con las originarias, pero eso dura unos pocos segundos.
Sabemos qué es lo que vamos a enfrentar, nunca se puede suponer una decadencia tan abrupta.
A la mala presentación del mismo con lagunas secas, su constitución nunca llenados (léase completados), por lo cual el verosímil se lo olvidaron en el changuito de los lugares comunes, y a los clichés del género por doquier, se le suma una catarata de malos efectos y rupturas con los pocos elementos coherentes que podrían haber tenido en cuentagotas sus antecesoras.
Este personaje que retorna cada 23 años y que durante 23 días se alimenta de seres humanos, no cualquier ejemplar, sólo aquellos que transpiran el temor y pueden ser olfateados por nuestro monstruo con formas más humanas. Casi como los animales que pueden oler el miedo de los humanos pues la hormona adrenocorticotropa produce muchas reacciones, entre ellas aumento de la transpiración.
Esta premisa tampoco se cumple a ciencia cierta en este filme, pues nadie transpira en la narración, solo gestos que el espectador debe interpretar como miedo, lo que no se entiende pues mueven más a pena por las malas actuaciones.
El relato se ubica temporalmente entre las dos anteriores, tampoco explican las razones, pues parece no tenerlas, sólo el hecho de hacer algo para los fans.
Se nota el bajo presupuesto, lo cual no seria un pecado sino se le sumara un guión (de alguna manera hay que llamarlo) de muy mala calidad.
El escéptico Sargento Tubbs unirá sus fuerzas con un grupo de armado que quiere destruir a the creeper de una vez por todas. A ellos se le unirá Trish Jenner, otra de las sobrevivientes de la primera incursión del antropófago, ahora como una guía conocedora de algún que otro secreto del malvado de turno.
A medida que se produce un sangriento enfrentamiento entre ellosse podrán descubrir los orígenes de la criatura, pero no el final, por lo que la puerta quedo abierta para más secuelas.
Le aseguro que pensar en el pasado reciente, observar el presente, e imaginar el futuro en Argentina, da mucho más miedo.