Ni Víctor te salva
Olor a secuelas, eso es lo que despide el fétido producto Jeepers Creepers, nuevamente dirigida por Víctor Salva. Más de lo mismo pero cada vez menos atractivo e interesante porque las dos primeras condensaron absolutamente todo y ese todo era demasiado poco. El principal atractivo de este alado personaje sediento de miedos de sus víctimas que aparece cada 23 años y caza implacablemente durante 23 días era el desconocimiento de su origen.
Su avidez por la sangre y sus herramientas para la cacería, su aspecto siniestro con una máscara que realmente no asustaba a nadie lo ponían a la par de tantas otras criaturas que vieron la luz en cuanta película bizarra surgiese de los ’90 hasta la fecha pero llamativamente logró sobrevivir y hoy vuelve con una tercera parte bajo la misma premisa: se sigue sin saber quién y de dónde viene ese bicho raro.
Para no perder tiempo la premisa que nos convoca vuelve a la acechanza de un pueblo chico, personajes unidimensionales con mirada inclusiva dado que afroamericanos y white trash son achurados por igual. El agregado de color una mano de la criatura con cierta capacidad de trasmitir el futuro al contacto pero que cuando aprieta deja seco a la víctima.
Si la película buscaba la risa hubiese sido buena, lamentablemente queda claro que eso simplemente es un deseo por la atmósfera de solemnidad y ambiente lúgubre donde se desarrollan los hechos. Triste pero real, el mal bicho volverá.