Se ha escrito bastante sobre las primeras entregas de "Jeepers Creepers" que trajera Victor Salva hace ya unos años. Fueron un modesto hit del género, en el cual siempre se remarcó su inusual capacidad para asustar con ingenio, sin demasiado despliegue de recursos materiales. En pocas palabras, Salva logró hacer un producto interesante, con pocos medios.
Luego de mucha discusión sobre cómo seguir, luego del capítulo 2, al parecer Johanthan Breck (el actor que juega el personaje principal), venía contando que le habían ofrecido hacer una serie sobre el personaje, de nombre "Cathedral" y que sería de gran impacto para los fans, de volverse una realidad.
También circularon por la redes sociales, algo de esos nudos argumentales. Sin embargo, nada de eso se dio (aún) y sí Salva decidió reactivar la franquicia con una película más lineal, de corte más fastuoso, y con el mismo escaso presupuesto. O sea, una jugada arriesgada. ¿El resultado? Difícil de definir. A mi, en lo personal, me gusta que los films de terror juegen más con la sugestión que con la presencia definida. Esa cosa física va perdiendo fuerza a medida que se avanza en la historia.
En cambio, con pocas y precisas apariciones, atendiendo a una atmósfera potente y inquietante, podés hacer mucho. No sucede aquí. Salva intenta con "Jeepers Creepers 3", sacar a su monstruo del clóset y ponerlo en un espacio rural amplio, a seguir su derrotero sangriento. Y eso es arriesgado porque a la luz del día, las chances de que la cinta genere ese clima, se diluyen inexorablemente. Los eventos aquí suceden casi inmediatamente de los del primer film. Esta entrega parece estar en el medio de las dos anteriores, temporalmente.
Recuerden que cada 23 años, este monstruo alado regresa para hacer una masacre de proporciones, en pos de satisfacer vaya a saber uno que designio sangriento. La protagonista es Addie (Gabrielle Haugh) quien vive con su abuela (la legendaria Meg Foster, estrella de los films "B" de los 80) en una granja que se va a pique.
La cuestión es que ella comienza a ver algo raro en las cercanías de su hogar (y trae, además una muerte en la familia conectada con el asesino). Al poco tiempo de estas apariciones y alguna escaramuza macabra, veremos como el pueblo se organiza en una fuerza paramilitar para buscarlo y exterminarlo. No queda muy claro como se organizan (¿nadie interviene del gobierno para ponerles límites?) pero eso no parece importar demasiado. El grupo está armado y... veremos que el mostruo también. Quiero decir, tiene hasta su móvil.
Lo cual lo pone en otra perspectiva. Intuyo que algo hay más grande de lo que puede verse. La cinta es previsible, ruidosa y de a ratos, intrigante. Sobre todo porque las cuestiones temporales no parecen claras.
Y acorde la caza del killer se hace más intensa, vemos como oportunidades valiosas de construcción de personaje (incluso mirando al futuro), se dejan pasar en pos de algún espectáculo visual crudo y básico. Sorprende la dirección que ha tomado la franquicia pero... quizás en el fondo esto sea para lanzar una serie próximamente y se necesitaba tener algo más fresco presente para volver a invocar al demoníaco personaje.
De todas maneras, me parece que hay más carencias que aciertos y se ha perdido lo potente de las entregas anteriores: aquí no hay algo sutil, sino estruendoso y por momentos, fuera de control. No es mi idea de cómo podría encauzarse una saga de bajo presupuesto. Pero claro, puedo estar equivocado...