La nueva entrega de la franquicia de culto, a 23 años del estreno de la primera, asusta por todas las razones equivocadas. Actuaciones forzadas, un monstruo ridículo y efectos pobres destruyen un clásico del cine de terror.¿El resultado? una mixtura difícil para el espectador, la cual se asemeja más a una película de televisión de pobre producción de los 80 que a una realizada con un presupuesto millonario. Si bien mantiene muchos elementos básicos de sus antecesoras y funciona como presentación de una nueva era, el monstruo de esta edición es bastante absurdo.