Híbrido entre varios estilos de comedia, "Jefa por accidente", de Peter Segal, es una fallida vuelta de Jennifer López al terreno que mejor conoce. Hay películas que contienen un ángel, un carisma tan alto, que nosotros, como espectadores, somos capaces de pasar por alto un claro mensaje negativo en base a evaluarla como un simple entretenimiento.
En la década del ’80, Hollywood se plagó de este tipo de propuestas (todos sabemos que los soviéticos no eran lo que nos muestran en "Rocky IV" ¿Pero a quién le importa?), y un clarísimo ejemplo es el clásico instantáneo "Secretaria Ejecutiva".
El film de Mike Nichols puede verse como una simpática comedia romántica desbordante de chispa y química, con uno de los mejores duelos femeninos, y un fuerte empoderamiento del rol de la mujer… o como una descarada oda al crecimiento de un país en base al sistema capitalista, la meritocracia, y el sálvese quien pueda del mundo de los negocios o laboral.
Prueben traducir el leit motiv de Carly Simon y se van a encontrar con prácticamente un himno a una nación reformada. Jefa por accidente olía desde el título, el afiche, y la premisa, al clásico que justo cumple treinta años. Si huele a pastel, es que alguien está horneando; y en efecto, "Jefa por accidente" recuerda bastante a "Secretaria ejecutiva" (quizás sea otro paralelismo entre las presidencias Trump- Reagan).
Lamentablemente, solo la recuerda acerca del “costado negativo”. Jennifer López tuvo un no muy extenso período de brillo en la comedia romántica entre fines de los ’90 y comienzos del Siglo XXI. Lo cierto es que, además de sus (no) dotes para el canto, si por algo mantiene fama, es gracias a películas como "Experta en bodas".
Ya en camino de regreso, habiendo probado también suerte en series televisivas que no funcionaron, será hora de volver al gran amor. Ahora ella es Maya Vargas, una empleada en una tienda de abarrotes de Queens en sus cuarenta y tantos. Hace años que se desempeña en lo mismo, y se siente estancada, a la vez que capacitada para merecer un ascenso.
Pero no, en lugar de otorgarle el puesto gerencial, llega un hombre nuevo, sin experiencia, pero con los títulos universitarios que a ella le faltan. Cuando parece que nada la va a rescatar de la depresión, mediante una treta típica de estas comedias, obtiene una entrevista laboral en una firma de cosméticos de alto prestigio en Manhattan. ¿Cuál es el problema?
Que el Currículum que la empresa recibió de Maya está lleno de mentiras, por lo cual ella deberá fingir y sostener esa mentira si quiere conservar su nuevo puesto y comenzar a escalar en las altas esferas. Como producto disconforme consigo mismo, "Jefa por accidente" dispara varias puntas bifurcando su historia; aunque todo apunta al mismo objetivo. Maya cambia Queens por Manhattan y se va olvidando de su vida mundana, de su pareja y amigos, por los lujos de la gran ciudad.
Intenta mantener la mentira y constantemente le surgen inconvenientes que los resolverá del modo más fortuito y “disparatado” posible. Se adapta de inmediato al estilo laboral despiadado de impronta y entra en el juego como una jugadora inocente pero agresiva; manteniendo una suerte de duelo con la hija (Vanessa Hudgens) del dueño de la empresa (Treat Williams) por el lanzamiento de un nuevo producto.
Como si esto fuese poco, se nos tiene preparado una especie de vuelta de tuerca, muy obvia y evidente, pero que el guion intenta mantener sin revelar el mayor tiempo posible, para darle un nuevo impulso a algo de tan solo 103 minutos. Peter Segal es un hombre de comedia, en su filmografía demostró ser un eficaz piloto automático del género que puede adaptarse al estilo del comediante y/o productor que sea.
Puede pasar de "La pistola desnuda", a los romances de Adam Sandler, o Superagente 86, sin ninguna dificultad.
En "Jefa por accidente" vuelve a hacer lo mismo, lo suyo es un trabajo correcto que se limita a otorgarle agilidad a algo que carece de originalidad y que más de una vez parece un telefilm en su forma de plantearse con oropeles de cartón brilloso y resoluciones apuradas. Quizás Jefa por accidente sea una comedia de regresos, no sólo el de Jennifer López, casi todo su elenco está en el mismo plan.
A Treat Williams y Vanessa Hudgens, súmenle a Milo Ventimiglia, Leah Remini, y Dave Foley; esto parece una reunión de un club de autoayuda emprendiendo un proyecto que los ponga a trabajar otra vez. Ninguno se encuentra en un nivel bajo, pero tampoco alto, el carisma llega hasta ahí, no hay chispa, y sobre todo la química es árida. Algo fundamental, la comicidad no funciona, va de lo romántico al enredo sin generar respuesta; y el dramatismo es demasiado básico.
Ante el menor destape de olla surge un mensaje a favor del ser despiadado en los negocios; a vivir la vida a través de los proyectos de progreso laboral; algo contradictorio sobre anteponer trabajo a afectos (la felicita y luego castiga); y muy contradictorio sobre el empoderamiento femenino. Maya no es ningún ejemplo a seguir aunque el guion se esmere en decirlo.
Lo que queda es un producto básico, que apenas entretiene o hace pasar el tiempo si no se lo analiza ni un poco, y afortunadamente se lo olvida rápido.