El título original de la película protagonizada por Jennifer Lopez refiere a una nueva oportunidad en la vida para alcanzar los sueños cuando estos ya parecen lejanos. Eso es lo que le sucede a Maya Vargas, a quien le vuelven a negar un ascenso a un puesto gerencial en el supermercado en el que trabaja por no tener un título universitario. Gracias a un engaño, consigue una entrevista con el dueño de una gran empresa de cosméticos, que queda impresionado con ella y termina contratándola. Pero la vicepresidenta -que es además hija del director- no está de acuerdo con la decisión, y se genera una rivalidad entre ellas.
Por suerte, ya no se pretende que esa rivalidad sostenga la película. Sí les pareció buena idea a sus realizadores mantener esa fachada en un principio. Los problemas del film residen en el resto de los elementos, en especial en una vuelta de tuerca que cambia el foco y complica el tono de la narración.
La falta de oportunidades y la necesidad de reconvertir la propia vida, algo que les sucede a muchas mujeres, podrían ser buen punto de partida para una comedia dramática. Pero Jefa por accidente parece hecha a partir de una lista de elementos que hay que incluir sí o sí, sin preocuparse por el espíritu de la historia: amigas divertidas pero menos glamorosas que la protagonista, una escena de compra de ropa que convertirá a la chica de barrio en profesional de Manhattan, y así. Pura fórmula y poco corazón.