Jigsaw no será una obra de arte, pero cumple con lo que se propuso, enaltecer una franquicia que venia de capa caída luego de su última entrega. Seguramente habrá nuevas ediciones de juegos mortales en los años venideros y si siguen por el camino de sujetarse a las bases que tanto rédito le dieron en el pasado, habrá sangre y tripas desparramadas para rato, que empiece el juego.
Hace 7 años se estrenaba SAW VII 3D (2010), la séptima película de una de las sagas de terror más rentables de la historia del cine, una serie de películas con muchos altibajos en cuanto a calidad cinematográfica, pero que siempre en la taquilla tuvo un gran impacto gracias a su primera entrega en 2004 SAW. El juego del miedo, cuenta la historia de un macabro ingeniero civil llamado John Kramer/Jigsaw, a quien todo se le es arrebatado de repente y luego de querer terminar con su vida, decide dedicarse a vengarse de quienes tienen la responsabilidad de que su vida haya cambiado tan drásticamente. ¿Como lo hace? A través de una serie de “juegos” donde reúne a un pequeño grupo de personas, que principalmente no se conocen pero que al hurgar en su pasado y sobre todo en sus pecados, notaran que no han sido elegidos al azar en estos pequeños eventos.
Luego de una exitosa primera entrega, dirigida por James Wan (Aquaman, 2019), la saga fue mutando constantemente, añadiendo recursos literarios que han hecho de una premisa simple, una historia con agujeros en el relato por donde se mire, solo por querer mantener una misma linea temporal en las películas.
Jigsaw: Legacy presenta una situación extraña al comienzo con una nueva serie de asesinatos que empiezan a salir a la luz, siendo los juegos de Kramer los principales sospechosos. John, quien ya lleva varios años muerto, ha dejado un legado de sangre y locura que muchos han querido imitar. Para desenmascarar a este presunto imitador, la historia presenta a los detectives Halloran y Keith Hunt interpretados por Callum Keith Rennie y Mandela Van Peebles, respectivamente. También tendrán una participación sumamente importante una pareja de forenses, Logan Nelson (Matt Passmore) y Eleanor Bonneville (Hannah Emily Anderson) quienes agotarán todos sus recursos para atrapar a este maníaco e intentar evitar que el juego cumpla su sangriento objetivo.
La película dirigida por los hermanos Michael y Peter Spierig toma lo bueno de las primeras entregas y lo entrelaza. Los giros en el argumento, los flashbacks y las conspiraciones se notan frescos sin parecer forzados. Si bien todo tiene un aroma familiar en la saga, el intenso final no los dejará pestañear. Incluso, Jigsaw es un homenaje a las primeras dos pelis de la franquicia, que quizás sean las mejores. La velocidad del relato contado es perfecta. El film no se hace denso, ni pesado y sus 92 minutos de duración quedan justos. Las actuaciones son positivas, cada miembro del elenco cumple con su trabajo. Ninguno se destaca por sobre otro y esto produce una armonía justa en el casting de la película.