“JOBS” (USA, 2013), de Joshua Michael Stern, biopic sobre la vida de uno de las mentes revolucionarias más importantes de los últimos tiempos, Steve Jobs, destaca por la soberbia actuación de Ashton Kutcher en la piel del genio rebelde.
La cinta arranca en una asamblea de empleados de Apple (del año 2001) en la que se presenta el revolucionario iPod. Cámara en mano y registrando la espalda de Jobs, conoceremos las oficinas de la empresa que en el año 2012 se convirtió en la más valiosa del mundo entero.
Luego la acción se retrotrae a la década del 70 del siglo pasado, una década en la que conoceremos a un Jobs libre de prejuicios, impregnado del flower power y el hipismo y drogas duras. Esa libertad con la que se manejaba será la que luego intentará mantener en toda su vida, chocando con todo aquel que se oponga a, por ejemplo, sus ganas de no utilizar calzado o falta de higiene.
Jobs es rebelde, o eso cree, y no desea que nada ni nadie lo ate a nada, así, en una película condescendiente con él, que continúa con la construcción de un mito de bronce intocable, no veremos profundizar sobre sus problemas psicológicos, su misoginia, y mucho menos su abandono para con su primera hija, ni hablar de su deterioro y enfermedad. Estos claroscuros son apenas enumerados.
La película se enfoca, más que nada, en la construcción de Apple. En cómo de un pequeño garage, un grupo de inadaptados (nerds, solitarios) empezó a erigir tras la visión y manipulación de Jobs uno de los proyectos más influyentes e inspiradores de la historia.
El proceso obviamente no será fácil, y mucho menos cuando las decisiones que se tomarán para avanzar casi siempre dejan de lado a alguno de los miembros originales del proyecto (algo que deja muy claro “JOBS” es que para triunfar y avanzar se debe traicionar a todo el mundo y en la cinta dejan en claro que Jobs siempre fue su peor enemigo).
Si bien la película posee una estructura y narración líneal y tradicional, es en la reconstrucción de época (vestuario, viviendas, movilidad) y en una efectiva banda de sonido en que destaca. Vaticino una nominación en la temporada de premiación para Kutcher por su gran labor (excepto en dos escenas en la que se escapan alguno de sus tics tradicionales, en casi todo el metraje compone con exactitud la impronta de Jobs). Si me equivoco, al menos acérquense al cine para ver si podría o no estar errado.