Tras los pasos de Steve
Las biografías cinematográficas, los biopics, son un terreno que genera permanente interés tanto en productores como de cine como en los espectadores del mundo. Cada biografía promete trasladar el interés por el personaje directamente a la taquilla. Pero como una forma de qualité moderno (biografías existieron siempre, pero hoy se multiplican) creen que si el personaje tiene valor la película también la tendrá. Se puede filmar una biografía de infinitas formas, no siempre ajustándose a la realidad o preocupándose por crear un estilo afín al protagonista. ¿Cómo decide el director de Jobs encarar la película? Lo hace con los habituales saltos temporales, intentando arrancar de forma tal que las nuevas generaciones entiendan su importancia para el mundo actual. Pero en esa primera escena las cosas se complican. Y si eso ocurre es por su protagonista, Ashton Kutcher. El gran flagelo de las biografías en el cine son los actores. Maquillaje y actuación parecen ser los únicos rubros interesantes, y así tenemos que observar con resignación la forma en la cual el actor de turno sale a hacer su mejor imitación del personaje. Hay actuaciones que se alejan de esta característica, por ejemplo Morgan Freeman haciendo de Mandela en Invictus de Clint Eastwood, Daniel Day Lewis en Lincoln de Steven Spielberg, entre otros. Pero para los demás, la regla general parece ser la imitación perfecta. No se trata de ganar el Oscar a mejor actor, sino a mejor imitador. Kutcher tiene poco vuelo y esto podría beneficiarlo, pero cuando imita la forma de caminar de Steve Jobs, la película completa lo sufre.
Si el actor pasa de irrelevante a molesto durante todo el metraje, el guión no ayuda mucho a que la historia sea interesante. Interesa, y mucho, lo que Jobs hizo, pero está contado de forma tal que cuesta sentirse contento con el resultado. Lo mejor del film es cuando pasa información concreta, cuando parece un mediocre documental televisivo. Luego, cuando quiere resolver de forma poética y creativa las escenas más importantes de la vida del protagonista, la película muestra con mucha más claridad su mirada mediocre. Cuando se aleja de la información, pierde, pero tampoco es un documental, por lo cual tiene que crear formas de ficción, aunque terminen resultando mediocres. A pesar de lo emocionante que podría resultar observar en primera fila los grandes cambios de la historia, es muy probable que un especial de televisión resulta más entretenido, justo e interesante que esta película que apenas si araña la cáscara de este gran personaje. Mención aparate merece la reflexión final que el film hace, marcando más el triunfo empresarial que la revolución que el mundo ha vivido en las últimas décadas.