El cine de Carlon Sorín es sinónimo de sencillez y eficacia narrativa al plasmar historias que tienen que ver con los vínculos y los personajes que habitan zonas aisladas e inhóspitas. Caben como ejemplos La película del rey, Historias mínimas y Días de pesca, entre otras.
En Joel, Cecilia -Victoria Almeida- y Diego -Diego Gentile- conforman una pareja de treinta y pico que vive en Tolhuin, un pueblo de Tierra del Fuego, donde ella es profesora particular de piano y él trabaja como técnico forestal. Entre la nieve y el calor del hogar, ambos reciben la noticia tan esperada: Joel -Joel Noguera-, un niño de nueve años, será el nuevo integrante de la familia luego de iniciar un largo y agotador trámite de adopción.
La película aborda sin golpes bajos y con sensibilidad los temas de la paternidad, el aprendizaje y la reinserción social, y hasta pone en juego la relación de pareja porque no todo lo que reluce es oro en este "pueblo chico, infierno grande".
El ingreso a la escuela pública a la que concurre Joel, quien arrastra un pasado complicado debido a su situación anterior, es el puntapié para tensar el clima de la historia que trae debates y enfrentamientos entre lugareños a partir de la discriminación que sufre el pequeño en el ámbito educativo.
Sorín cuenta con un elenco sólido para que la historia funcione: Almeida brillla en su papel de la madre ocupada y preocupada que sacará sus garras en el momento indicado; Gentile -después de su exitoso paso por la obra Toc Toc y Relatos salvajes- construye al papá inexperto pero empeñado en lograr la felicidad del niño como sea y Joel Nogueras, que habla cuando es necesario, y conquista el corazón del espectador. Por su parte, Ana Katz también convence como la vecina que decide "ayudar" a Cecilia cuando todo estalla por los aires.
Joel es ilusión, cambio y propone recorrer senderos inexplorados, aún cuando parezca que todo es intransitable.