Basada en el primero de una serie de libros del gran Edgar Rice Burroughs, John Carter: entre dos mundos contiene elementos de legítima imaginación pero también recuerda a otros films y personajes. Su espíritu épico y fantástico la emparentan con sagas como la de Star Wars, El señor de los anillos, y a films como El último samurai o Avatar. Aunque hay que decir que este personaje y su epopeya pueden haber sido una inspiración previa a esos títulos y no al revés. Esta historia de un militar de la época de la secesión transportado a un planeta retro-futurista en el que adquirirá poderes inusuales y será parte de luchas entre distintas especies, quiere ser el inicio de una nueva saga, más allá que la película sea muy ambiciosa, lo que la hace caer en excesos.
De solemnidad, como si se tratara de la recreación de un texto demasiado honorable y asimismo de una violencia y crueldad incesantes, que no siempre son sinónimos de acción (en la premiere doblada al castellano un par de niños salieron llorando). Desbordes que alcanzan la utilización de la animación digital (más allá de algunos excelentes logros) y su extensión. Andrew Stanton, director de la notable WALL-E, no logró una calidad semejante en este traspaso suyo al cine de acción viva, pero su film atrapa, y se puede esperar más de él en el futuro (en principio, una secuela).