El soldado que viajó al espacio
"Si creen que en Marte no hay vida, se equivocan" es una de las frases que lanza el narrador de este peculiar relato de aventuras que mezcla diferentes épocas y géneros para transportar al espectador al planeta Barsoom.
Con innegables influencias de Avatar, Conan y La guerra de las galaxias, la trama (muy descabellada) transporta a John Carter (Taylor Kitsch), un soldado de caballería, desde Virginia hasta el planeta Marte, donde se verá inmerso en una cruel batalla por el poder librada entre sus habitantes, Tars Tarkas, y la Princesa Dejah Thoris. Sólo una boda (con el enemigo claro) parece poner tregua al enfrentamiento que incluye naves espaciales, extrañas criaturas y hombres con poderes de dioses.
John Carter: entre dos mundos descoloca en su primera parte por la cantidad de elementos que entran en juego: la historia de Edgar Rice Burroughs, el autor de Tarzán, que deja un diario íntimo a su sobrino (Daryl Sabara, el ex niño de la saga Mini Espías) antes de morir. Entre el western y el tono fantástico, la historia se estructura a partir del flashback y explora además el tema del "doble" (el protagonista se va desde el lejano oeste a otro planeta) y de los poderes adquiridos por el personaje central para cumplir una misión en la Tierra.
En su segundo tramo, el director Andrew Stanton (quien viene de la animación con Buscando a Nemo y Wall-E) hace gala de su imaginación y explota al máximo el nivel visual lo que le ofrece la trama. Grandes escenarios creados digitalmente, luchas con espadas, criaturas con cuatro brazos y gigantescos "monos" blancos que salen a matar en una suerte de circo romano. La acción y la construcción de un nuevo héroe está servida en universos paralelos.