John Carter es la producción live action de Disney más lograda e importante desde el estreno de Tron en 1982.
Tuvieron que pasar 80 años y centenares de proyectos frustrados para que este glorioso héroe tuviera la película que se merecía, pero la espera valió la pena.
Tal vez esta sea la primera vez en tu vida que te enterás de su existencia, pero lo cierto es que Carter tuvo una influencia descomunal en infinidades de películas e historietas queridas y populares como Star Wars o Flash Gordon.
El personaje fue creado en 1911 por quien es en mi opinión uno de los tres más grandes escritores de aventuras (junto con Robert L. Stevenson y Emilio Salgari), como fue el maestro Edgar Rice Burroughs.
Su novela “Una princesa de Marte” (ver reseña del libro) representó una bisagra en el género de ciencia ficción y marcó a fuego la vida de muchísimo escritores, directores de cine y científicos.
Por culpa de Tarzán (lo explico en la nota de la novela), otra gran creación de Burroughs, John Carter luego quedó en el olvido dentro de la cultura popular hasta que lo resucitó Marvel en 1977 con una gran serie de cómics (ver John Carter:Warlord of Mars) y hace poco el cine bizarro clase z brindó la primera adaptación cinematográfica de esta obra (ver Princess of Mars) que resultó un bochorno desopilante.
El director de Wall-E y Buscando a Nemo, Andrew Stanton, hizo una película memorable que sobresale por haber capturado a la perfección el espíritu de aventura, acción y romance que siempre caracterizó a la obra literaria de Burroughs y en especial a la saga de Carter .
Si no conocías a este personaje lo que vas a encontrar en este film es una gran propuesta pochoclera que evoca el cine clásico de aventuras de Hollywood.
En películas como El planeta de los simios, Star Wars o la serie de Indiana Jones siempre estuvo muy presente el espíritu de John Carter porque el personaje marcó fuerte a los directores que brindaron esas obras y frente a este estreno uno se encuentra con la misma emoción que tenía cuando vio esa clase de películas por primera vez.
Se trata de una de las adaptaciones literarias más logradas que se vieron en mucho tiempo. Por el respeto y la fidelidad a la esencia de la historia que tuvo el director Stanton, su labor en este campo está al mismo nivel de excelencia que El Señor de los Anillos.
Es muy interesante lo que hicieron con el guión, porque presenta varios cambios, pero son modificaciones que enriquecieron la historia.
Por ejemplo, en la novela de Burroughs el motivo por el que Carter termina en Marte es un bolazo de aquellos que el autor nunca profundizó demasiado. John se escondía en una cueva y cuando se despertaba estaba en Marte. Así de simple.
Había una complicidad entre el autor y los lectores para aceptar esas cosas porque sí. De la misma manera que compramos que en Metrópolis nadie se aviva que Clark Kent es Superman.
En esta película los guionistas elaboraron un poquito más esta cuestión sin distorsionar la trama central. Es interesante lo que hicieron porque conectaron este conflicto con personajes que más adelante, si hacen la secuela, tendrán mayor importancia. El personaje de Mark Strong, Matai Shang, es el villano principal de las historias que siguen, sobre todo en el tercer libro, “El señor de la guerra de Marte”.
Otros de los cambios notables que presenta el film eran más esperables.
La gran heroína de esta historia, Deja Thoris, en la obra original anda prácticamente en pelotas por la vida. Su vestimenta se limita a una tanga y unos parchecitos que cubren sus pezones. Esto tiene que ver con que en la cultura marciana las mujeres consideran un acto repugnante “cubrir sus cuerpos con telas”.
En un film producido por Disney esto era inadmisible y es muy gracioso que en las primeras escenas en las que aparece la princesa, a la actriz Lynn Collins la taparon como si fuera una monja.
Después esto cambia un poco en la historia y Deja recupera su sensualidad.
El casting de Carter y Deja Thoris estuvo excelente. Taylor Hitch, sobre todo, capturó a la perfección la personalidad y actitudes del protagonista y se desempeña muy bien como héroe de acción, mientras que Lynn Collins resultó una gran elección para la heroína.
A nivel visual el film es extraordinario y el director brinda una cátedra de cómo usar la animación computada sin saturar ni contaminar con artificios la película.
El trabajo que hicieron con los escenarios, las naves espaciales, las razas alienígenas y el mundo de Marte es impresionante y estuvo muy influenciado por el universo que describía Burroughs en su novela.
Me encantó también que incluyeran al propio autor dentro de la historia que es un gesto cariñoso de los realizadores a este gran clásico. En “Una princesa de Marte” Burroughs narra la trama como si fuera un hecho real y John Carter es su tío que le dejó un manuscrito con sus experiencias.
Está muy piola como en la película incorporaron esta cuestión. Los últimos cinco minutos son geniales.
Ojalá este estreno no quede relegado a convertirse en el futuro en un film de culto como ocurrió con todas mis obras favoritas de Disney (como Tron, Aventuras de una bruja y El Caldero Mágico), así se pueden hacer las secuelas.
Esta es una historia sobre el origen del protagonista y las continuaciones son mucho más emocionantes, pero para concretar eso el guerrero de Marte va a necesitar el aguante de la gente.
Como fan de la saga de John Carter no tengo más que palabra de agradecimiento hacia el director Andrew Stanton por hacerle justicia este personaje con una gran película pochoclera de aventuras que te transporta a ese maravilloso mundo de fantasía que creó Edgar Rice Burroughs.