Si uno pudiera ser implacablemente objetivo con el cine, diríamos que John Carter no es más que una historia bastante conocida, una mezcla sutil y obvia a la vez entre Star Wars, Prince of Persia y aunque muy distanciada, por suerte, Cowboys & Aliens. Esto en cuanto a lo estético si se quiere, cosa que admito fue lo que me impulsó a verla. Argumentalmente no estamos ante otra cosa que la típica historia del héroe por accidente, aquel que termina involucrado en una guerra que no pidió pero que luchará para rectificar errores pasados. Pero lo bueno del cine es que justamente no se puede ser objetivo del todo, que siempre algo terminará por conquistarnos o no, terminará convenciéndonos o no, y en este caso John Carter hace alarde de un muy buen entretenimiento, un film que derrocha, sobre todo, adrenalina gracias a su grandiosa puesta en escena y que aunque tenga fallos o se parezca a otras termina contando con buen ojo simplemente aquello que pretende: una historia de héroe y heroína que acaban por enamorarse, sin pretensiones o experimentos extraños.
Como cierta vez comentaba una amiga en relación a Avatar, “la verdad es que yo prefiero que un guión tenga anticipaciones y cumplimientos, por muy predecible que hagan el final, a que saquen cosas después debajo de la manga o no resuelvan planteamientos. Supongo que Lost ha malcriado a muchos espectadores…” ¡Gran verdad! Esto es lo que sucede después de todo con esta película basada en un relato de Edgar Rice Burroughs, más conocido por su personaje número uno, Tarzán.
La dirección de Andrew Stanton cumple con todo, se toma su tiempo para presentar al personaje con algunos elementos de suspenso e intriga para luego ponerlo en situaciones cómicas que realmente hacen a la gracia del film al menos en su primera hora. Posteriormente no veremos más que el enfrentamiento entre los malos y los buenos, los tiranos y los sometidos y en medio el pobre Carter tratando de volver a casa mientras pelea contra unos y otros y, por supuesto, se enamora de la muchachita de turno.
Al film quizá le sobren algunos minutos para lo que cuenta, eso hay que aceptarlo, pero la narrativa siempre dinámica difícilmente duerma al espectador que al menos vaya a verla sabiendo de antemano que tiene ante sí una historia al mejor estilo Disney en su época de gloria. Es que básicamente si John Carter fuese un film realizado en los tardíos ochenta seguramente hoy sería una cinta de referencia. Algunos de sus personajes, como esa especie de perro veloz que lo acompaña por tierras marcianas, recuerda un poco incluso el rostro del famoso Falkor, aquel mezcla de perro y dragón de The NeverEnding Story. Este bicho termina por seducir a todos en cada escena en la que interviene reafirmando aquello de que este año efectivamente los perros parecerían ser las vedettes del cine.
Algo sí hay que remarcar como sobresaliente en este film y que pareciera que no todos logran en el Hollywood de hoy en día: su estructura narrativa. No he leído el relato de Burroughs pero me atrevería a decir que está muy bien adaptado. La película tiene excelentemente muy bien estructurada su introducción, su nudo y su desenlace tiñendo su esencia con los elementos de aquellas aventuras que uno leía de chico, apelando al lado aventurero pero a la vez clasicista de lo narrativo. Cuando digo clasicista lo digo apelando a aquellos clásicos del propio Burroughs o de Verne, no tanto al academicismo que evidentemente esta película no cuenta.
Y si hay algo estupendo cuando uno concurre a las salas a ver un film como John Carter es que salga con ganas de ver otra, cosa que a pesar de su muy buen y sorpresivo final seguramente ocurrirá si se toma en cuenta que los realizadores venían desde hace rato con las ganas de lanzarla como la primera de una franquicia que por el momento intentan tantear.
Disney ha sabido cómo remontar vuelo y lo ha hecho nada más y nada menos que con un film en live action a Dios gracias que si hubieran recurrido a la animación esta vuelta no sé si hubiera resultado de la misma manera. Entretenida, divertida y visualmente espectacular. Muchos la tildarán de medianamente palomitera, puro cine comercial, pero después de tanto cine de estas características, bienvenido sea uno que al menos cumple efectivamente.