Renegado de otro planeta
Para tener una dimensión aproximada de esta nueva apuesta de los estudios Disney a una franquicia con posibilidades reales de perdurar cinematográficamente hablando, debemos comenzar por decir que John Carter es un personaje proveniente de la literatura, creado por el padre de Tarzán, el escritor Edgar Rice Burroughs.
Protagonista de lo que se denominara las series marcianas (no confundir con Ray Bradbury), su primera aparición data del año 1911 en las entregas periódicas, publicadas en la revista All Story Weekly capítulo por capítulo con el título Una princesa de Marte, que luego daría lugar con el correr de los años a un conjunto de novelas hasta completar la serie en 1964 con John Carter de Marte, que luego en el año 77 volvería a resurgir con un comic de la Marvel llamado John Carter:Warlord of Mars.
Siempre ubicándonos en el contexto histórico, el valor de este relato, que mezcla algunos elementos de ciencia ficción con fantasía -nutriéndose de características de novelas medievales con caballeros y princesas en apuros- se debe en mayor medida al aspecto visionario de su autor, quien imaginó que mediante un viaje en el plano astral su personaje, un renegado del ejército confederado que descubre una mina de oro, podría viajar interplanetariamente con la particularidad que tanto en un plano como en otro existe una copia idéntica de sí mismo.
Así las cosas, el extraño aparece espontáneamente en medio de guerras planetarias en el planeta Barsoon conocido en la tierra como Marte, cuya aridez y sequedad obedece a la desaparición de los océanos. Este antihéroe terrícola convertido en salvador del planeta rojo se enamora de una princesa marciana y lucha codo a codo junto a los nativos verdes de cuatro brazos (voces de Willem Dafoe, Samantha Morton) para librarse del yugo de un poderoso villano que busca desposar a la princesa Dejah Thoris bajo la amenaza de destruir su reino, Helium, a las órdenes de su padre el rey Tardos Mors, en caso de que ella no acepte casarse.
A grandes rasgos de eso se ocupa el primer capítulo de esta saga cinematográfica John Carter entre dos mundos, dirigida por Andrew Stanton (Wall E), quien también escribió el guión junto a Mark Andrews y Michael Chabon, donde en una primera mitad un prólogo bien desarrollado nos introduce en la historia de un joven, el mismísimo Edgar Rice Burroughs (Daryl Sabara), que hereda de su tío John Carter una misión y un diario íntimo en donde revela pormenores de su extraña historia de vida para luego trasladarlos a la época de la guerra civil en la que se aventura como soldado desertor de la causa que lo obliga a aniquilar a los indios Apaches y que por un hecho fortuito termina escondido en una cueva para luego aparecer en el planeta ya citado donde cuenta con una ventaja física al no existir gravedad, la cual le permite saltar a grandes alturas, así como desarrollar fuerza muscular por su anatomía.
Los parecidos de esta primera parte con Pocashontas (también ocurría algo similar con Avatar) no son casuales, básicamente por la intención de mostrar el choque de culturas entre nativos y un extraño de otro planeta como es el caso de este oriundo de Virginia –lo apodan Vorginia- devenido guerrero por abrazar una causa que sí considera noble: la liberación de un pueblo sojuzgado por el poder de un tirano bajo la mirada atenta de unos seres superiores que parecen digitar los hilos de los destinos de la historia de la humanidad desde sus orígenes hasta sus extinciones planetarias.
Estos seres, llamados therms, operarán como equilibrio de fuerzas entre buenos y malos, en una trama rica en aventuras y peripecias para todo público (cabe aclarar que el original literario era mucho más oscuro que esta versió atp) que es justo decir no gana valores cinematográficos extras por el uso del 3d -teniendo en cuenta que su presupuesto arañó la cifra de 250 millones de dólares- más allá de los convencionales, aunque eso no significa que no pueda disfrutarse de la imagen, la profundidad, los decorados y sobre todo del despliegue visual a la hora de resolver escenas de pura acción y adrenalina.
Tal vez el elenco elegido no termine de convencer en cuanto al protagonista Taylor Kitsch al que le queda bastante grande el personaje de John Carter (pasó lo mismo con Harrison Ford cuando George Lucas lo eligió para interpretar a Han Solo en la mítica Stars wars que debe mucho a esta serie), así como su interés amoroso Lynn Collins en el rol de princesa Dejah Thoris, quien más allá de su belleza natural dice muy poco en materia interpretativa. Mark Strong como siempre aporta el sello distintivo con un personaje que seguramente dará que hablar en las próximas entregas.
Por ahora resta por decir que nace un nuevo producto con pretensiones de convertirse en épica cinematográfica en el futuro, de la mano de un director que sabe de sobra cómo entretener al público menudo y no tan menudo también.