Mitología asesina…
Los primeros 20 minutos de John Wick 2 no son una introducción, sino más bien un epílogo; la rimbombante conclusión de una primera entrega que impactaba cinematográficamente, pero que decepcionaba en lo argumental. Entre piñas, patadas y tiros, se sepultan las motivaciones banales e inverosímiles que supo tener el protagonista y surge una leyenda. El hombre de la bolsa regresa en un capítulo más intimista y complejo, sin resignar el entretenimiento.
Ya no es por un perro ni por un auto. John Wick 2, sin tener una trama sofisticada, logra explorar un universo ficcional sumamente interesante, gracias a un guion bien elaborado que apuesta por personajes enigmáticos y conflictos bien presentados. Narrativamente, hay años luz de distancia entre esta película y su predecesora, pero no así en la dirección de las escenas de acción, donde Chad Stahelski deja en claro que en apenas unos pocos años se ha convertido en uno de los mejores cineastas en el género, junto con los hermanos Russo.
John Wick 2 repite todo lo bueno de su capítulo presentación y modifica lo que no funcionaba. Como resultado, esta secuela es una exquisita y adrenalínica incursión en el submundo de los asesinos a sueldo, que logra crear una mitología e instalar como epicentro de ésta a su inexpresivo pero magnético protagonista. Para divertirse sin culpa.