Una franquicia que llegó para quedarse.
Hoy en día cuando una película es exitosa se planean dos entregas más como mínimo. John Wick tuvo su debut en 2014 con el filme Sin control y el resultado fue inesperado. En 2017 llegó la todavía más explosiva John Wick 2: Un nuevo día para matar que redobló todos los aspectos de la original: más acción, más presupuesto, más duración, más personajes para masacrar y la ampliación del “Wickiverso”.
Con una tercera película, una serie en desarrollo y planes para más secuelas, John Wick está lejos de decir adiós y dentro del género parece sumarse a Misión: Imposible y a Rápido y Furioso como ejemplo de una franquicia en la que las numerosas continuaciones no aburren.
Chad Stahelski hace un excelente trabajo en la dirección y se lo admira aún más cuando analizamos que a cada obra le otorgó un estilo propio y giros inesperados que favorecen progresivamente cada filme en el que se involucra.
Keanu Reeves como siempre está impecable y Halle Berry parece preparar cancha para un spin−off, que no sería extraño con los tiempos que corren, y de paso relanzar su carrera que hace mucho no se la ve en una propuesta comercial.
El resto del elenco se luce como siempre y después no tengo nada que objetarle, más bien todo lo contrario.
John Wick 3: Parabellum es acción bizarra, un entretenimiento puro que no decae nunca durante más de 120 minutos. No por nada desbancó a Avengers y pensándolo bien me atrevo a decir que la disfruté más que a la cinta de superhéroes.
Si estás cansado de Marvel, DC u otras adaptaciones de cómics recientes y no sos fácil de impresionar, esta película es para vos.