Luego de “Matrix”, Keanu Reeves volvió a encontrar una franquicia personificando a John Wick, un personaje que experimenta en carne propia la dura vida del asesino profesional. Con más violencia que la típica superproducción de Hollywood, y cierto nivel de originalidad al describir una sociedad secreta de sicarios con sus reglas y hasta burocracias, las dos películas previas mostraban a un siempre bien vestido Reeves matando gente a diestra y siniestra. Todo viso de naturalismo se pierde en este tercer capitulo que, de todos modos, tiene una primera mitad bastante divertida en la que todos los asesinos del planeta quieren matar a Wick por haber traicionado las normas del negocio, por lo que el protagonista despacha a sicarios por docenas mientras busca una especie de salvoconducto que lo conduzca a Casablanca para encontrarse con una implacable Halle Berry que, quizá, se digne a ayudarlo.
Hay muchas escenas violentas con animales, incluyendo perros que asisten a los protagonistas y hasta una persecución entre motociclistas y jinetes de a caballo. Y el antihéroe se somete a crueldades masoquistas al mejor estilo de Marlon Brando en sus westerns, aunque claro, con un poco menos de histrionismo. Lamentablemente la segunda hora de “John Wick 3” pierde el foco argumental y deja de importar quién tiene que matar a quién, además de extrañarse a una gran actriz como Anjelica Huston que tiene algunas escenas al principio.