Entretenida mejoría respecto de su predecesora.
Así como Quantum of Solace sirve como un tercer acto extendido de Casino Royale, John Wick 3 Parabellum sigue la misma lógica en relación a su predecesora. ¿Serán las eficientes coreografías de acción lo suficiente para sostener esta franquicia? La respuesta es tanto un sí, como hasta cierto punto un no.
Si quieres paz…
El cine de acción no necesita mucho para cumplir como entretenimiento: un objetivo claro, obstáculos acordes, riesgos, la verosimilitud en su justa medida. Así podés sostener una película tranquilamente. Quizás no sea memorable (se necesita un gran desarrollo de personajes para eso), pero no te pueden colgar el mote de aburrida.
En el caso particular de John Wick 3 Parabellum, no expande el universo de la sociedad de asesinos, pues ya da por sentado que su antecesora hizo ese trabajo. Es la falta de esta obligación lo que ayuda a que uno se adentre en la película desde el vamos.
El conflicto que debe superar el personaje es claro, y el cómo lo supera (pura y exclusivamente desde lo físico y pirotécnico, obviamente) hace que valga la pena pagar el boleto para ver está película.
Si de ese cómo nos tenemos que poner a hablar, esta entrega ratifica su compromiso con la vieja escuela del cine de acción, en cuanto a la manera en que se ruedan y editan las escenas de tiroteo y de pelea: con planos amplios sostenidos, casi sin cámara en mano y con el corte justo, a contrapelo de la puesta en escena hiperkinética de la acción moderna. Por ello, más allá de los resultados narrativos, el espectador va a estar siempre agradecido. Más incluso por saber cuándo imprimir cuotas de humor, tales como devolver un libro ensangrentado (ya se imaginarán por qué) a la biblioteca, o tener el valor de mostrar cómo un cuchillo atraviesa un globo ocular cuando muchas otras películas lo omiten o apenas amagan con mostrarlo.
Debe destacarse una secuencia de acción en la que los personajes de Halle Berry y Keanu Reeves liquidan a un escuadrón de lacayos con la ayuda de dos ovejeros alemanes. Habitualmente hay un dicho que dice “si tu co-estrella es un perro, estás en problemas”. Acá sin embargo no se aplica, porque la acción canina es solamente la cereza del postre en cada movimiento de la coreografía, más que un robo de la escena, algo que pudo haber pasado tranquilamente sobre todo considerando el papel emocional que los caninos juegan en esta franquicia.
Pero no todo son rosas para esta entrega. Si esta crítica debe señalarle un defecto concreto a John Wick 3 Parabellum es su resolución anticlimática. Un anticlímax que surge de la necesidad de establecer la película siguiente. Una técnica que, concedido, puede contribuir a que los fans sigan consumiendo la franquicia, pero que no es aconsejable reiterar a futuro, en particular si se inclinan por depender cada vez menos de los aspectos emocionales del personaje.
Es meritorio que John Wick haya encontrado la manera de ser una franquicia sin tener atrás un producto preexistente. Es una digna descendiente de sus ancestros y una ejemplar alumna. Ahora falta que, como ellos, tenga el valor de ser su propia cosa y no solo la base de algo más.