Una saga en constante movimiento.
La cuarta parte del personaje John Wick sigue demostrando algo que es inevitable: por un lado que el mejor cine de acción, ese donde el impacto y la velocidad de las imágenes convive con la eliminación sistemática de adversarios (sicarios), aún sigue más vivo que nunca en producciones de este calibre; por el otro que el actor de origen libanés y 58 eternos años de edad, Keanu Reeves, siempre será un gran estrella dentro del género, ya sea por su magnética presencia física, como por su carismática interpretación de John Wick, un asesino a sueldo retirado que se enfrenta a un poderoso imperio criminal que busca liquidarlo de forma radical y definitiva.
En John Wick 4, dirigida por el realizador Chad Stahelski, nuestro protagonista (Reeves) comienza a recorrer diferentes lugares del mundo en busca de más venganza y oponentes. Berlín, París, New York y Japón serán algunos de los destinos donde John Wick tendrá terribles enfrentamientos con pistolas, armas blancas y otros frente a integrantes de una enorme organización criminal que ya le puso precio y recompensa por su cabeza. Totalmente solitario desde la tercera parte de la saga, buscará un aliado en la figura del entrenador físico Bowery King (Laurence Fishburne, también su mesías y coequiper en la saga de ciberpunk Matrix). Bowery lo ayudará a estar mucho más en forma para enfrentar en Marruecos a El Anciano, un personaje despreciable y líder místico de la banda delictiva. Hombre de pocas palabras pero con mucha actitud en sus acciones, John Wick se volverá un antihéroe implacable que soportará golpe tras golpe.
La presencia de Keanu Reeves, un actor casi inexpresivo en sus gestos y manera de hablar, de formas moderadas y justas, que sin embargo con su cuerpo logra darle una entidad tan fuerte a John Wick que sería impensado en otro intérprete. A esta altura, todos o la mayoría de los espectadores lo identificamos con el personaje y agradecemos que aún dé lo mejor de sí en pos de un tipo de cine de entretenimiento que no da respiro, ya sea por lo vertiginoso de sus secuencias de peleas, como por la variedad de locaciones y escenarios. Las dos horas y cuarenta y nueve minutos de duración de la película no se hacen pesadas para nada, su largo camino es de adrenalina pura y acción trepidante. Para quienes disfrutamos del cine de acción puro y duro, John Wick 4 es un viaje de disfrute absoluto.
La tercera parte de la saga, John Wick 3: Parabellum (Chad Stahelski, 2019) mostraba un concepto casi sistemático de pelea tras pelea, encima con un argumento muy básico, que daba como resultado una saga que se veía casi agotada y sin mucho más para ofrecer. Valieron la pena los más de tres años de espera ya que esta nueva John Wick 4 se siente fortalecida, renacida y más entretenida que nunca. Es lo más similar a la transposición de un anime japonés a la gran pantalla y con un guerrero a la altura de las circunstancias. La aparición de Donnie Yen -un reconocido actor, artista marcial y coreógrafo chino-, engalana la acción con su magnífico arte. Seguramente los cinéfilos lo recordarán por sus roles en Héroe (2002), de Zhang Yimou, o Rogue One: una historia de Star Wars (2016).
John Wick 4 es una gran continuación y secuela de la saga que merece ser vista por su calidad y esplendor.