El espionaje en broma
El director Oliver Parker, quien se había hecho cargo de El retrato de Dorian Gray, se sumerge ahora en el mundo del espionaje, el humor y el absurdo de la mano del actor Rowan Atkinson.
El intérprete de Mr. Bean regresa como el espía más insólito y distraído del servicio secreto británico. Luego de muchos años alejado debido al desdichado suceso de Mozambique, Johnny vuelve de su retiro en una lejana región de Oriente donde aprendió que la mente es más fuerte que el cuerpo (entre otras cosas).
En esta oportunidad, el espía del MI7 deberá detener a un grupo de asesinos internacionales antes de que eliminen a un líder mundial chino y abran la puerta al caos global. La película cuenta con ritmo ágil y con el siempre convincente Atkinson y su sello personal de morisquetas. La trama convence más que la de su película antecesora.
Entre pastillas que le cambia la voz, armas secretas, golpes bajos altamente soportables por el protagonista y un vertiginoso ritmo plasmado por el director, el resultado es llevadero. Este Johnny English parece más preparado que el anterior (intenta desbaratar un complot entre la CIA y la KGB), es más inteligente y se lo ve más agresivo. Lo que no le será nada sencillo es atrapar a una anciana oriental provista con una aspiradora y armas de todo tipo, que sin lugar a dudas, figurará entre sus peores pesadillas.