Ya a comienzos de enero llega la que probablemente se convierta en la película más controvertida (léase amada u odiada) de todo el año. El director, guionista y actor neozelandés (el mismo de Flight of the Conchords, Casa Vampiro y Thor: Ragnarok) ratifica su apuesta por la audacia, su capacidad de provocación y su excelente manejo del humor para una comedia que se atreve nada menos que con la figura de Adolf Hitler... y sale indemne (y fortalecido) del mayúsculo desafío.
Un chico con aspiraciones de soldado nazi y que tiene como amigo imaginario a Adolf Hitler descubre que su mamá está escondiendo a una chica judía en su casa. La premisa de la nueva película de Taika Waititi es provocadora y aún más lo es su tratamiento de comedia. Pero el desarrollo demuestra de nuevo lo que todos los que aman el género saben: el humor es un medio muy poderoso para atacar los temas más difíciles. Por más complicado que parezca aceptar a un Hitler gracioso y medio torpe, interpretado por el propio Waititi, su presencia es clave para el camino moral y emocional que recorre Jojo, el joven protagonista.
Con qué se puede hacer humor y con qué no es una discusión que surge constantemente en los medios. Una respuesta posible es que siempre es válido mientras que sea realmente gracioso. El guionista y director neozelandés tiene el talento para lograrlo y se entrega a ello desde la impactante secuencia de títulos inicial, que combina imágenes de muchedumbres de fanáticos nazis con la versión en alemán del hit beatle I Wanna Hold Your Hand.
La potencia de este comienzo, como sucede con otros tantos momentos en la película, recuerda el peligro que aún hoy implica el fanatismo con ciertas figuras políticas y sus ideas extremistas de racismo, xenofobia, y todo tipo de prejuicios contra cualquiera que sea diferente a ellos.
El humor no llegará intacto hasta el final del film porque en el trayecto la guerra va cobrando ante los ojos de Jojo toda la dimensión de su horror y sinsentido. El cambio de tono termina resultando necesario, pero todavía habrá lugar para la esperanza, el amor y el humor, como en los encantadores planos finales.
Jojo Rabbit tiene una estética que remite al cine de Wes Anderson, pero con mayor contenido y ambiciones. El elenco sostiene incluso las escenas más jugadas, desde los excelentes protagonistas Roman Griffin Davies, que encarna a Jojo, y Thomasin Mackenzie, la adolescente que le enseña a dejar atrás sus ideas nazis; hasta los adultos: Scarlett Johansson, en una interpretación impecable; Sam Rockwell, Rebel Wilson y Stephen Merchant.