Bella de día
El afiche de Joven y Bella (Jeune et jolie, 2013) nos traslada conscientemente al clásico de Luis Buñuel Belle de jour (1967), porque la penúltima película del siempre interesante François Ozon, presentada en 2013 en Cannes (la última es Une nouvelle amie), puede verse como una actualización del clásico protagonizado por Catherine Deneuve.
El director de 8 Mujeres (8 Femmes, 2002) toma las bases del mentado film sin dejar de lado sus tópicos autorales, al presentar a su protagonista siendo observada por su voyeur hermano menor. La mirada y la idea del doble conjugan con la búsqueda de deseo de Isabelle (Marine Vacth), una sensual adolescente que transita su despertar sexual, y estando de vacaciones familiares se inicia con un ocasional vecino de verano. El episodio no parece satisfacer a la joven y algo ocurre en su interior: se disecciona su mirada convirtiéndose en sujeto y objeto de deseo a la vez.
Isabelle empieza a desarrollar una doble vida al encontrarse con hombres mayores (pactando encuentros por internet) con quienes tiene sexo por dinero. Los personajes completan un espectro de personalidades bastante particular, tanto los hombres/clientes como su familia, deambulan entre la compasión y la incriminación, cumpliendo una función determinada en las experiencias vividas por la joven. Ozon recurre a imágenes reflejadas en espejos para graficar el desorden interno de la niña en sus controvertidos encuentros, sin caer nunca en moralinas ni juicios de valor.
Los mismos temas que aquejaron a una joven y bella Catherine Deneuve en 1967 (incomunicación, búsqueda de deseo sexual, mujer sujeto/objeto, alienación de la rutina burguesa) son los transitados aquí, pero no a través de una mujer casada, sino de una adolescente de 17 años en tiempos de celulares y sitios web.