Fantasías de una adolescente
El último film de Francois Ozon indaga en el descubrimiento sexual de una joven y sus consecuencias que derivan en una historia policial. Una película perfecta de vuelo acotado.
Probablemente cuando a Francois Ozon lo llevaban de chico a jugar en una plaza de París prefería entretenerse en el sube y baja antes que en el tobogán. Así es su prolífica carrera como director, por lo menos hasta ahora, con muchos cortos y documentales y 15 largometrajes de ficción que abordan diferentes géneros y problemáticas con desiguales resultados. Ozon puede jugarse por el policial noir (La piscina), abordar la soledad de una mujer con toques del género fantástico (Bajo la arena), explorar en un texto vetusto con desgano y aburrimiento (Potiche), escarbar en el mundo femenino como si se tratara de un desfile de moda (8 mujeres) o tratar de acercarse al universo del genial Fassbinder para quedar muy atrás de su referente (Gotas que caen sobre rocas calientes). Daría la impresión que Ozon mira, filma y se va, sin comprometerse con aquello que registra, moldeando una filmografía que no es bochornosa pero que tampoco se escapa de un rutinario profesionalismo lejos de la autoexigencia. Un no-autor con portación de apellido convocado por el mundo festivalero. Eso sería Ozon: un director de oficio que cumple un trámite. Dentro de esa poética de formulario, Joven & bella retoma tópicos del erotismo francés y risqué ya abordados en La piscina y Bajo la arena, pero ahora, desde la piel de una adolescente de 17 años (la modelo Marine Vacht) que decide ejercer la prostitución y así explorar con su cuerpo. En realidad, Isabelle pierde la virginidad y desde ahí expresa su deseo – y lo materializa rápidamente– por tener relaciones con hombres mayores, primero a espaldas de sus padres, y más tarde, para implicarse en una historia policial debido a la muerte de uno de sus asiduos clientes. La referencia llega hasta el Buñuel de Belle de jour (1967) con la bella y gélida Catherine Deneuve componiendo a una señora de la alta burguesía que se prostituye de día par descubrir sus oscuros deseos. Pero en la comparación, como casi siempre ocurre con Ozon, el director de En la casa (estrenada el año pasado) pierde la pulseada con el maestro aragonés, no sólo por su ausencia de compromiso, también debido a que Joven & bella, desde su concepción de relato y elecciones visuales, no deja de ser una película rutinaria y perfecta pero de vuelo acotado. Perversa, provocadora, transgresora y sexista en contadas grajeas; fría, diseñada y construida por un director con alma de esquimal y perezosa en su formulación sobre un tema tan interesante y complejo como es el descubrimiento sexual de una adolescente. Sugerencia: ver ya La vida de Adéle y después comparar.