Otro retrasado estreno que llega a nuestra cartelera. En esta oportunidad nos encontramos con una muy buena película francesa acerca de una chica de 17 años que decide prostituirse.
Lo piola del film es que no toma una bandería en contra de la prostitución y su mundo, algo que se ha hecho mucho, sino todo lo contrario.
El personaje principal justifica -con sentimientos encontrados- su accionar y no solo no se arrepiente sino incluso lo disfruta.
Algo jugado para plasmar en el cine dado la edad de dicho personaje y su entorno familiar común y no problemático ni abusivo.
El director y guionista François Ozon ya había demostrado que sabía como manejar el erotismo en Swimming pool (2003) donde también la protagonista era una bella adolescente.
Aquí genera muy bien los climas y hace brillar a la hermosa Marine Vacth como Isabelle.
La actriz logra hipnotizar desde la pantalla y desarrolla muy bien su personaje, quien al principio genera un poco de rechazo pero que luego se va ganando al espectador.
Dentro de una estructura brillante que consiste en dividir el film en las cuatros estaciones del año y separarlas por canciones, Isabelle transita diferentes estados de ánimo en donde Vacth se luce.
La película tiene un buen ritmo y se acerca mucho más a Hollywood que al cine francés tradicional. Un dato no menor para el espectador que le huye a este tipo de películas y buena oportunidad para animarse a algo europeo.