El despertar del poder sexual
"Joven y bonita" es la nueva película del aclamado director francés Francois Ozon, responsable de títulos como "La piscina" y "8 Mujeres".
La trama se centra en Isabelle (la hermosa Marine Vacth), una adolescente con cuerpo de diosa del Olimpo que va descubriendo su sexualidad y cómo ésta la dota de poder para trasgredir y conseguir lo que quiere.
La película se divide en las cuatro estaciones del año, verano, otoño, invierno y primavera, pasando en cada de una de ellas por distintas etapas en el descubrimiento del poder (o también se lo puede percibir como falta de él) de la protagonista. Inicialmente nos muestran una vacaciones familiares en la playa, en las que Isabelle pierde su virginidad y confirma el poder que le otorgan su belleza y uso de la sensualidad. En esta etapa Ozon comienza a ofrecer al espectador toda la carga sexual de la juventud, con topless en la playa, escenas de masturbación, un hermano menor con tendencias voyeuristas y las ansias de la protagonista de dejar de ser virgen. Vendría a ser el despertar y la explosión sexual. Ya en la segunda etapa, la película se vuelve más fría y nos muestra una Isabelle prostituyéndose en secreto, no por dinero, no por placer sexual, sino para satisfacer una faceta curiosa acerca del poder del sexo. Ozon se limita a exponerla sin hacer juicios de valores o bajadas de línea, lo que en mi opinión terminó resultando de manera positiva. Nuestra protagonista se vuelve una experta en sexo y satisfacción. En la tercera etapa, a partir de la muerte de uno de sus clientes regulares, Isabelle es descubierta y puesta en el ojo crítico de su familia que no logra entender porqué su hija, a la que no le falta nada material ni afectivo, toma la decisión de prostituirse con hombres mayores. El director interpela a los espectadores acerca de su postura con respecto a la prostitución. Este es el momento de duda y reconfirmación del perfil de la protagonista. Finalmente la cuarta etapa cierra de manera más bizarra, con la viuda del cliente muerto (Charlotte Rampling dando clases de actuación) pidiendo detalles de los encuentros sexuales entre su marido e Isabelle, conformando una secuencia casi erótica entre ambas y dando una suerte de bendición a la elección que ha tomado la protagonista sobre su futuro.
Ozon conforma un drama existencial y lo dota de erotismo y belleza en casi todos sus fotogramas. Marine Vacth, más allá de su inexperiencia como actriz, resulta muy hipnótica y sus gestos faciales suman mucho a la hora de poder percibir lo que está viviendo. Un ensayo sobre la sexualidad que vale la pena disfrutar.