Anárquicos, disonantes, absurdos y entrañables. Los Jóvenes Titanes en Acción (Teen Titans Go!), el grupo de superhéroes comandado por Robin, que suenan desde la TV en toda casa con niños, se ganan su película. Y bajo la premisa más ingeniosa: los super están demasiado ocupados -y desesperados- haciendo películas como para salvar al mundo. El grupo, que se conforma con Starfire, Chico Bestia, la emo Raven y Cyborg, una cabeza sobre un cuerpo de máquina, se obliga a dejar un poco de lado sus digresiones habituales -dónde se comen los mejores burritos o cómo ganar una competencia de disfraces a La Colmena, sus archienemigos- para acompañar a Robin en su intento por ganarse su propio film, mientras se suceden secuelas programadas para varios años adelante con héroes como el Batimóvil o hasta el bati-cinturón.
A contramano de la solemnidad que castiga a buena parte de las adaptaciones al cine de DC cómics, los Teen Titans le toman el pelo a todo, empezando por la mismísima industria de franquicias cinematográficas de superhéroes y siguiendo por los íconos de su casa matriz, su rivalidad con Marvel (¡hay un cameo de Stan Lee!) o el trauma iniciático de los salvadores de la humanidad. Con música, chistes brillantes para grandes y chicos, humor de colegio, inteligencia, y mucho ritmo, los Jóvenes Titanes dicen que nada es tan serio, nunca. Empezando por uno mismo.