Hacía tiempo que el universo DC no tenía una película tan divertida. Con algo de humor escatológico y bastante de incorrección política, esta adaptación al cine de la serie animada de Cartoon Network redobla la apuesta de su desparpajo y consigue una ingeniosa deconstrucción del arquetipo del superhéroe y de su sobreexplotación por parte de la industria cinematográfica contemporánea. Nada de solemnidad ni de responsabilidades, los pequeños superhéroes de esta troupe animada son amigos por afinidad y no por deber.
Producida por el equipo de animación de Warner Bros., Jóvenes titanes en acción parte del deseo de un grupo de superhéroes marginales de conseguir a toda costa una película propia. Liderados por un Robin segundón y acomplejado, combinan los más ridículos e impensados poderes para conseguir poner su nombre en lo alto de la marquesina. Esa vanidad exacerbada, lindante con el absurdo, es matizada con una serie de gags geniales que parodian no solo a los héroes de DC -son extraordinarias las secuencias sobre la llegada de Superman a la Tierra y la muerte de los padres de Batman-, sino que incluyen en las burlas a los archirrivales de la factoría Marvel (notable el momento Stan Lee).
Con una estructura narrativa de gran fluidez y chistes para todas las edades, la película no sacrifica la emoción en virtud del distanciamiento irónico, sino que elude la seriedad para volver a pensar el universo de héroes y villanos como el mejor y más fascinante de los juegos.