El combo David O. Russell / Jennifer Lawrence es garantía de calidad. Por tercera vez consecutiva nos brindan una gran película donde los personajes y su desarrollo son todo.
Así como lo hicieron en El lado luminoso de la vida (2013) y Escándalo americano (2014), nos traen una historia completamente diferente a la anterior pero con el mismo magnetismo.
En esta oportunidad O. Russell trabaja sobre el tema que los norteamericanos aman ver: una historia de auto superación y triunfo sobre las adversidades. “Only in America”, suelen decir.
La historia real de la inventora Joy Mangano es entrañable y desconocida. Una receta fundamental para que este film funcione muy bien al ritmo de un drama con pases de comedia.
Para que algo así ocurra el elenco tiene que ser clave y obvio que aquí lo es. Jennifer Lawrence demuestra, una vez más, por qué es la mejor de su generación. Solo alterando el look de su cabello basta para que su persona se transforme. En esta oportunidad una frustrada ama de casa con una gran idea y la lucha por ella.
Claro que está muy bien acompañada por Robert De Niro, Édgar Ramírez y el infaltable Bradley Cooper, en un papel menor esta vuelta.
La película es bastante entretenida y con un buen mensaje. Su único problema es que la resolución es muy obvia.
Joy: el nombre del éxito, es uno de esos films que pesa fuerte en esta temporada de premiaciones y la verdad es que se lo merece.
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