Una de zombies a la cubana
Juan de los muertos es una liviana sátira política que dosifica la crítica al régimen socialista de la Cuba castrista con altas dosis de costumbrismo y una simpática galería de personajes variopintos como fresco social. Se apoya en el pretexto de una invasión de muertos vivientes en la precaria ciudad de La Habana y de la cual los habitantes, potenciales zoombies de propagarse la epidemia, no tienen ningún recurso para salvarse de los come cerebros.
El protagonista interpretado por Alexis Díaz de Villegas, acompañado por Jorge Molina, responde al estereotipo del perdedor nato y su vagancia forma parte de su idiosincrasia, aspecto que se traduce en largas horas de ocio no creativo frente al sol o en una balsa sin el objetivo primario de abandonar la isla.
Sin embargo, el ataque de los zoombies, que la televisión oficialista (la única por cierto) tilda de avanzada imperialista al desconocer absolutamente los motivos de la irrupción de los resucitados que crece exponencialmente, lo obliga a tomar cartas en el asunto y agregar a su rutinaria lucha de supervivencia un servicio para la comunidad: matar a los seres queridos cuando los familiares no pueden ejecutar tamaña tarea. Pero, sin ningún fin altruista de antemano sino cobrando por los servicios prestados como cachetazo cínico al modelo socialista que pregona la solidaridad entre pares.
En esta película cubana no existen revolucionarios ni utopías, sólo cierto resabio de revancha por mantener un modo de vida forzadamente austero y cuestionablemente libre. Ese es quizás el mayor impacto que pueda causar desde el punto de vista político un film absolutamente inofensivo pero divertido si se deja de lado el discurso monotemático y se aceptan las concesiones que el director argentino Alejandro Brugués tiene para con el relato y sus personajes.