UNA CIERTA BELLEZA BOHEMIA
En el marco del 37º Festival de Cine de Mar del Plata, Matías Szulanski (Recetas para microondas, Astrogauchos, El gran combo) presentó uno de los grandes divisores de aguas de la edición: Juana Banana. Los halagos y las reprimendas para con este film fueron, por partida doble -y casi por unanimidad-, producto del frenético temperamento de su protagonista, Juana (Julieta Raponi). Para algunos adorable, para otros odiosa; lo cierto es que esta utiliza su (son)risa -por momentos desmesurada- como mecanismo de defensa ante un mundo cuando menos hostil.
Tan solo unos pocos días y el barrio de Villa Crespo conforman el dispositivo espacio-temporal escogido por el autor para narrar la vertiginosa cotidianidad de Juana, la cual incluye: vaivenes a castings de mala muerte, truncos intentos de escritura en prosa, relaciones sostenidas a base de engaños y un excesivo consumo de marihuana, que, lejos de actuar como relajante, fomenta sus avatares.
Pertinentemente, Szulanski apuesta por la cámara en mano y planos más bien cortos a la hora de narrar el agobio en el cual se encuentra inmersa la protagonista, pero no deja de lado el elemento cómico que suele atravesar a sus películas, por lo que muchos de los planos resultantes de dicha operación funcionan a modo de gag (son particularmente chistosos los momentos de la joven comiendo desaforadamente mientras conversa con otros personajes).
En una de sus tantas búsquedas existenciales (que constantemente polemizan con su bohemia forma de actuar), Juana se topa con el libro “El hombre más solo de la tierra”, el cual le permite a la película no solo trazar una serie de paralelos con su propia vida, sino también conducirla hacia un inminente final, en donde la mencionada cuestión cómico-dramática alcanza su punto cúlmine.