Es tan poco el cine que no proviene de Hollywood o del INCAA en estos días que el hecho de que un film checo se estrene en este medio ya es para celebrar. Más si, como en este caso, está bien narrado y nos transporta sin problemas a otro mundo que parece estar en este. El film narra la historia de una atleta extraordinaria a la que, secretamente, comienzan a suministrarle esteroides -por otro lado ni controlados ni legales. El panorama es el del final de la Guerra Fría, y la protagonista tiene como meta ir a los Juegos Olímpicos de Los Angeles, aquellos boicoteados por el Pacto de Varsovia. Es decir, un contexto complejo, y en medio de ese contexto, la historia de una decisión moral y ética declinada en femenino. Respetando las reglas del drama deportivo (ya en sí un género) y otorgándole saludables vueltas de tuerca, Juego Limpio se nos hace entretenida y querible. Habría que verla para que no quede perdida así nomás en medio de los tanques que nos aplastan semana a semana.