Ética versus resultado
Juego limpio es una película checa, co producida junto a Eslovaquia y Alemania, de la directora Andrea Sedlácková, que funciona en muchos niveles, léase como película deportiva que respeta todo el código y la dialéctica a rajatabla, como drama familiar seco y no lacrimógeno y, lo más interesante, como drama testimonial para reflejar una época donde las libertades individuales se encontraban a merced de los gobiernos autoritarios, en países pertenecientes a la zona de la Cortina de Hierro.
Sin embargo, desde el punto de vista deportivo lo que está en juego en la trama es la contraposición entre la ética y el resultadismo propio de todo proyecto competitivo. La protagonista Anna (Judit Bárdos) es una joven promesa velocista, quien aspira a mejorar su marca para poder representar a su país en los juegos olímpicos de Los Ángeles 1984, aunque debe someterse -si es que pretende conseguir el objetivo- a un tratamiento médico secreto donde se le aplican inyecciones de esteroides. La ventaja deportiva a cualquier costo, más allá de los dilemas morales por tomar un camino no verdaderamente limpio, contrasta con el derrotero de esta joven para quien la presión de un entrenador riguroso (Roman Luknár) sumada a la de su madre (Anna Geislerová) –antigua deportista- la someten a conflictos internos y profundos.
El pleno rechazo de las drogas por parte de la protagonista también la dejan poco margen para cumplir la meta y derrotar, entre otros enemigos externos, a las atletas alemanas hasta contar con la oportunidad de brillar en Los Ángeles. Sin embargo, el régimen socialista y la persecución a todo tipo de disidencia comprometen su tranquilidad y concentración en los entrenamientos, mientras que las posibilidades del exilio forman parte de una utopía en un país cooptado por un estado policíaco, propio de aquella época, que para el caso del film, funciona como telón de fondo.
Juego limpio (2014) mezcla a conciencia elementos del thriller de espionaje, pero no abandona a sus personajes a esa idea central para lograr un equilibrio entre las historias de cada uno de ellos con peso dramático suficiente y sin solemnidad expositiva. Una propuesta recomendable en una cartelera, que esta semana en particular genera cambios al exhibirse otro tipo de pantallas que seguramente encuentren su público.