La casita del terror
Esta secuela de El juego del terror (The Collector, 2009) se diferencia de la anterior y toma distancia de las interminables películas que tienen como coprotagonista a los artilugios destinados a destrozar a los personajes y a la sangre como estrella principal.
Una vez que Arkin (Josh Stewart) logra escapar con vida de las trampas que elaboró el asesino conocido como “el coleccionista” es visitado en el hospital por un hombre que dice ser ayudante de un político y padre de Elena quien ha sido capturada por el sádico asesino. Junto a un grupo de mercenarios será prácticamente obligado a ir tras la pista del coleccionista y se adentrarán hasta las mismas puertas del infierno cuando lleguen hasta un viejo hotel en donde el captor de Arkin lleva adelante sus experimentos con las víctimas que fue secuestrando.
Juegos de muerte (The Collection, 2012) es tal vez la primera secuela que, en vez de profundizar y explotar la temática de su antecesora, se arriesga y propone un camino distinto. Y si bien habrá trampas mortales y litros de sangre por doquier, posee una cualidad superadora en cuanto a este tipo de películas se refiere.
Por ejemplo la interminable saga de El juego del miedo (The Saw, 2004) que se extendió durante siete partes y ya se rumorea que habrá uno más para el próximo año, ofreció cierta originalidad que luego fue desdibujada a través de sus múltiples secuelas que terminaron por convertirse en parodias de la idea primigenia. No era de extrañar que los desenlaces fatales de sus protagonistas terminaran por causar gracia y así obtener el efecto contrario al esperado por los productores. O no tanto, ya que la taquilla acompañó a este tipo de propuestas. Asimismo, la saga Destino final (Final Destination, 2000) es también un ejemplo de una franquicia que comienza con una idea y termina por ser un suceso de acontecimientos que requieren mas del talento de una mente retorcida que del azar del destino.
Pero volviendo a Juegos de muerte, que vale aclarar es de los mismos creadores de El juego del miedo, los protagonistas estarán en territorio del enemigo y se convertirá en el clásico juego del gato y el ratón. De este modo supera a su antecesora y todo el crédito se lo lleva su director y guionista Marcus Dunstan que sin ser autorreferencial logra dar una vuelta de página a una franquicia que van a exprimir hasta sacarle la última gota de sangre.