Bueno, aquí vamos otra vez. Hay un asesino psicópata de esos que gustan de hacer tortilla a media humanidad de la manera más cruel y retorcida posible, que además tiene como cosrumbre recolectar algún pedacito de víctimas. Un tipo que sobrevive a su última masacre es forzado, con un grupo de mercenarios, a rescatar a una chica en poder del señor con máscara (claro que usa máscara, qué se creían). Y la guarida del monstruo es una especie de laberinto lleno de trampas mortales. Bien, hay una serie de temas interesantes aquí: el ser humano transformado en objeto (por ejemplo), el ejercicio de poder, las mil formas del mal, el caos, etcétera. Claro que a los realizadores sólo les importa que uno salte ante cada gota de sangre o grito, y no importan mucho los temas que podrían entrar -sin perder efectividad como entretenimiento- metafóricamente en el film. Así como está, es un más o menos entretenido descendiente de las eternas e interminables películas de El juego del miedo (con la que tienen algún parentezco por el lado de la producción, pero importa poco). Otra de gente que grita mientras la torturan.