Julieta

Crítica de Julieta Lupiano - Proyector Fantasma

SILENCIO

Julieta es de esas películas que no te abandona cuando se encienden las luces de la sala… y no hay mejor definición que ésta. Vemos unos títulos muy almodovarianos pero de pronto un universo extraño… Exceptuando el rojo todo es algo ajeno, hasta la música… la casa de Julieta es fría… se siente raro.

Pero el encuentro con Bea (Michelle Jenner) de a poco va normalizando el universo y ya se siente más cómodo, para nosotros, no para Julieta (Emma Suárez) que decide súbitamente suspender su mudanza a Portugal, dejar a su pareja (Darío Grandinetti) y quedarse en Madrid. Luego, una vez más, el pasado nos revelará lo que está pasando: Antía, la hija de Julieta, años después de la muerte de su padre (Daniel Grao), decidió marcharse sin dejar rastro.

La estructura narrativa no lineal fluye sin conflictos. El pasado nos presenta una Julieta joven (Adriana Ugarte) que se funde con la Julieta actual de forma invisible. La primera vez que escuché que a Julieta le darían vida dos actrices me asustó la idea, ya nos desacostumbramos a ver algo así, pero claro señores dirige Almodóvar y para él, hay cosas que son más que posibles.

Este no es un punto menor, ya que el hecho que las dos actrices se fundan tan bien en un sólo personaje nos habla de una detallada construcción emocional. La magia del cine más puro, sin efectos especiales, se hace presente una vez más. A través de un truco a lo Méliès o, cómo hablamos de cine español debería decir mejor, a lo Segundo de Chomón, se hace la transición -Claro, esto ya nos lo cuenta el afiche de la película-.

Julieta nos habla de lo que no se habla: de las culpas que tal vez no son tan culpas pero que el silencio no nos permite descubrirlo. Nos habla del abandono, de esos lazos que son nuestra mayor fortaleza pero al mismo tiempo nuestra mayor debilidad, esos lazos que aunque se intente con todas las fuerzas serán imposibles de cortar. Esta vez no esperen la frase o situación cómica, se la extraña sí, porque es Almodóvar… pero realmente no es necesaria. En su película número veinte el manchego nos entrega un drama, drama que no en vano hace referencia a la tragedia griega, porque como siempre cada detalle visual, narrativo y sonoro, está pensado milimétricamente.

Almodóvar lo hizo una vez más. Con una película madura en todos los sentidos sigue demostrando su justo paso a la inmortalidad en la historia del cine.

Los infaltables:

El plano detalle de un objeto que por recorte y movimiento es muy, muy sensual.
El bolo del “hermanísimo” como lo llaman por ahí a Agustín Almodóvar. (Me parece un apodo divertido, googleénlo, todo tiene sentido.)
La escena del portero.
La mención o presencia de elementos/situaciones de sus películas anteriores (y seguramente futuras).
Chavela Vargas y su expresiva melodía. (Si, recién al final, pero está!)
La chica Almodóvar: Rossy de Palma.

*Silencio, era el nombre original del film, cambiado gracias al próximo estreno de Scorsese. Sí, gracias a Scorsese una película de Almodóvar lleva mi nombre y me encanta! Al margen de esto creo que la película también lo agradece, si bien Silencio puede ser un buen nombre para titular la review porque sintetiza muy bien (casi literal) lo que se nos cuenta. A la película le sienta mucho mejor un nombre propio, Julieta.

Por Julieta Lupiano