Equipo que gana no se toca: el éxito que hace dos años tuvo Jumanji: En la selva hizo que esta secuela volviera a contar con el mismo director (Jake Kasdan), misma columna vertebral de guionistas (el propio Kasdan más Jeff Pinkner y Scott Rosenberg) y, por supuesto, los mismos protagonistas. No es llamativo, entonces, que el resultado sea muy parecido. Para bien o para mal, según la estima que se le tuviera a la anterior película de la franquicia.
La -débil- excusa para volver a meter a los cuatro adolescentes dentro del infernal videojuego es que uno de ellos se siente mal consigo mismo y quiere volver a sentir el poder de su avatar (el Dr. Bravestone de Dwayne "La Roca" Johnson). Ante su desaparición, los otros activan la semidestruida consola para ir a rescatarlo.
Una de las escasas diferencias con la aventura anterior es que también son chupados al videojuego dos personajes nuevos, a cargo de Danny DeVito y Danny Glover, que estaban circunstancialmente cerca del aparato. También aparece un nuevo avatar, interpretado por la ascendente Awkwafina, reciente ganadora del Globo de Oro a mejor actriz de comedia por The Farewell.
La otra novedad es que ahora la acción ya no se desarrolla sólo en la selva, sino también en el desierto y en montañas nevadas, con un nivel de efectos digitales y animación computarizada que refleja los 125 millones de dólares de presupuesto. Ese cambio de paisaje es lo que apenas justifica el título El siguiente nivel, porque todo lo demás es como haber empezado un nuevo partido en el mismo videojuego que nos aburrió hace dos años. La experiencia -al menos para los adultos- es igual de tediosa, lo peor que se puede decir de un producto que apuesta a la combinación de aventuras y comedia.
Otra vez el chiste principal pasa por el contraste entre los personajes reales y sus avatares. Esta vez, con el acento puesto en los viejos: el abuelo de DeVito es La Roca y Glover es Kevin Hart. Si los escasos momentos de los veteranos comediantes en pantalla son lo mejor de la película, la pareja dispareja de viejos gruñones a lo Walter Matthau y Jack Lemon que hacen Johnson y Hart es francamente agotadora.