Las mismas fortalezas que sostuvieron el regreso triunfal de Jumanji en 2017 están a la vista en esta continuación. Hay en sus artífices un confeso y visible amor por la aventura en todas sus formas posibles desde el cine. Y un elenco integrado por algunos de los mejores exponentes de la comedia física que tiene hoy Hollywood para ponerla en movimiento.
Lo que Jumanji todavía no consigue es que cada episodio adquiera espesor, peso propio, identidad y presencia dentro de la saga completa, en la línea de Jurassic Park. Esta nueva aventura parece resuelta a cumplir al pie de la letra con el mandato del título. La idea de saltar "al siguiente nivel" parece más propia de un videojuego que del cine. En esa línea, los desafíos son aquí más complejos y exigen de sus participantes mayores destrezas, pero la acumulación (a la que se suma la siempre atractiva presencia de Awkwafina) no equivale a ese espíritu superador que permite crear expectativas genuinas de futuro más allá de la reiteración de rutinas eficaces.
La aventura nos lleva del verde infinito de Hawai al relieve nevado y montañoso de Alberta (Canadá), y de allí a la impresionante escenografía de Imperial Dunes, un enclave desértico de California que parece el Sahara. Resulta un poco paradójico que a lo largo de semejante viaje terminemos en más de una ocasión algo perdidos. Todo se equilibra con grandes escenas de acción y un grupo de intérpretes que es puro carisma.