Welcome to the jungle y a una gran comedia de aventuras.
Para hablar de esta secuela, es imposible no referirse a la Jumanji que inicio este tour de aventuras salvajes. Aquella cinta noventera en la que, a través de un juego de mesa, la selva se trasladaba a una casa de familia, obligando a superar obstáculos a quienes lo jugaban. Por supuesto que en esta nueva versión la historia muta y se adapta a nuestra década.
En un breve racconto, veremos cómo Jumanji se transforma de juego de mesa en un cartucho para una consola de videojuegos. Ya situados en la actualidad, la cinta nos presenta uno a uno a los protagonistas, típicos estereotipos de una high scholl: tendremos al nerd, al deportista, a la princesa presumida y a la intelectual. Por distintos motivos, y al mejor estilo El club de los cinco, los jóvenes terminaran castigados y obligados a convivir en un salón olvidado de la escuela.
Revisando cosas viejas encontrarán la consola y cuando comiencen a jugar, los chicos serán tragados por el juego, tomando cada uno las características físicas de su avatar. Por lo que el nerd se materializará como un musculoso explorador (Dwayne Johnson), la princesa encarnará el cuerpo de un cuarentón gordito experto en arqueología (Jack Black), el deportista en un científico petiso y con poco estado físico (Kevin Hart), y la intelectual en una escultural aventurera experta en artes marciales (Karen Gillan).
Juntos como equipo descubriendo sus propias fortalezas y debilidades, harán lo imposible para regresar la pieza sagrada de Jumanji al lugar que pertenece, para poder retornar a sus hogares. Con un planteo narrativo simple y conciso, este regreso a la selva resulta de lo más efectivo. Un combo explosivo: hay ritmo, están presentes todos los motivos del género, los efectos digitales no defraudan, también es una coming of age y sobre todo una gran comedia.
En el cambio de físico de los personajes, y sus contradicciones, se sostienen los mejores momentos de humor, acompañados por actuaciones notables. No es fácil arrancar sonrisas, tampoco reelaborar el cliché…la película nunca pierde timing, sin restarle importancia a lo emocional ni al factor aventura, logrando de este modo actualizar con habilidad la entrega original.