No esperaba nada de esta película, es más, ya estaba preparado para odiarla y despotricar. Hablar de una secuela innecesaria y demás.
Pero grata sorpresa me llevé porque disfruté mucho, demasiado, este estreno.
Primero y principal, me pareció muy acertado la manera en la cual entrelazaron todo con el film original, y la manera de hacer un update y al mismo tiempo mantener un aire vintage.
Convertir un juego de mesa en un juego de plataforma multiplayer para una consola de la década del 90’ me parece un gran acierto.
¿Acaso nos encontramos con la primera película de nostalgia noventosa?
Ahora bien, Jumanji (1995) contaba con un protagonista supremo tal como fue Robin Williams y, salvando las distancias en todo sentido, Dwayne “La roca” Johnson está en la cima de su carrera con millones de fans en todo el mundo.
En los últimos años ha ampliado un poco su registro actoral y la mezcla de acción y humor le sienta muy bien cuando hay un guión que acompaña. Tal es el caso de Jumanji: En la selva.
Interpretar a un adolescente en cuerpo de adulto superheróico le sienta muy bien.
El resto del cast también está esplendido, comenzando por un Jack Black que te saca muchas risas con su interpretación de la típica chica rubia adolescente adicta a su celular y las redes sociales.
Por su parte, Karen Gillan (en modo Lara Croft) le aporta una gran frescura y momentos de problemas teens que suenan muy sinceros.
Completan Kevin Hart y Bobby Cannavale. Este último como el villano muy de manual, casi un accesorio más, pero no por eso mal personaje, aunque hubiera estado bueno un antagonista con más presencia.
El director James Kasdan, quien viene del mundo de la comedia, toma el humor como su fuerte y lo plasma en buena acción, aunque muchas secuencias dejan un poco que desear.
Y ese es el único defecto del film: la falta de vuelo visual y poca capacidad de sorpresa en cuestión de efectos. Algo en lo cual se había destacado la primera película.
En definitiva, esta nueva entrega del mundo Jumanji está muy bien hecha y deja al espectador con muchas ganas de más.