La naturaleza siempre gana
La película, protagonizada por Daniel Radcliffe, está basada en una historia real. Narra la expedición de un joven a una tribu desconocida de Bolivia. El ex Harry Potter se adueña de este film con aires de terror.
Daniel Radcliffe siempre será el niño que hizo de Harry Potter. Sin embargo, ya son varias películas que lo distancian de aquel personaje icónico, y, más allá de sus resultados, siempre el riesgo de salirse del eje conocido es valorado. De esta forma, el actor inglés supo abrir el juego a distintos géneros (thriller, con “Imperium”, romántica “What if”, comedia, “Swiss army man”, terror “Victor Frankenstein”) y es importante mencionarlo en esta oportunidad porque “Jungla” es una historia que lo tiene comprometido mental y físicamente.
En esta ocasión, Radcliffe se pone bajo las órdenes de Greg McLean para contar una historia basada en hechos reales. Yossi (Radcliffe), un joven que viajaba por Bolivia en los 70, para descubrir -y descubrirse a sí mismo-, conoce a algunos amigos y un guía los convence de hacer una expedición al territorio de una tribu originaria que nadie conoce. El problema es cuando deciden separarse en dos grupos y luego, mientras viajan en una canoa improvisada, Yossi y uno de sus amigos pierden el control por el caudal del río, y cada uno queda a su suerte en diferentes lugares de la selva. Allí comenzará la travesía para Jossi. Pero como es sabido, la naturaleza es impiadosa; no tiene miramientos ni favoritos y solo sobrevive el que se adapta.
Si bien empieza como una historia de grupo de amigos, con aires de terror porque nos remarca todo el tiempo que estamos ante esos momentos felices que preceden un infierno, la película se la carga el ex Harry Potter y allí es donde triunfa, pues el solo ser testigos del talento del inglés, jugando al héroe por momentos, desahuciado en otros, y completamente demente en los pasajes restantes, nos hace meternos de lleno en la historia, sufriendo a su lado. Sin embargo, los recursos que utiliza son bastante repetidos en este subgénero “supervivencia” del que vimos cientos de propuestas en los últimos años, y en algunos casos, se pasa al otro lado con los delirios, pero a la vez intenta mantener la solemnidad del relato, algo que no parece equilibrado en el final.