Jungla es un docu-drama exagerado y fuera de tono. La forma en la que se escogió para transmitirla fue un error y los recursos narrativos estuvieron mal elegidos, por eso termina siendo una flojísima película.
Daniel Radcliffe siempre quedará en los subconscientes como Harry Potter, por más que en un futuro, el inglés consiga trabajar en producciones de la magnitud de Star Wars o Avengers, nunca podrá quitarse el mote del niño mago que derrotó a Lord Voldemort. Desde aquella última aventura en 2011, Daniel, consiente de esto, decidió “recomenzar” con su carrera actoral. Participando en obras de teatro en el viejo continente y tomando pequeños roles en películas no del todo importantes.
Después de un tiempo importante, Radcliffe vuelve a ser protagonista y encarnando nada más y nada menos que a Yossi Ghinsberg, un mochilero Israelí que en su juventud, se le dio por salir a conocer el mundo y terminó perdido en la jungla boliviana de las Amazonas. Junto con él, otros dos mochileros y un guía decidieron meterse en el espeso de la jungla en busca de una civilización aborigen, no del todo explorada. Las distintas leyendas locales, afirmaban que en lo profundo de este inexplorado lugar, los fantasmas personales de las personas afloraban y las zonas oscuras de éstos, se hacían eje de sus personalidades. Con esta interesante premisa, a Daniel le cae del cielo esta oportunidad para redimirse con el público, ¿podrá demostrarlo?
La película, dirigida por Greg McLean, parece estar dispuesta a analizarse en dos partes. Dentro del corte final de casi dos horas, se distinguen dos diferentes géneros en la misma película. Esta separación, se nota claramente a partir de la segunda hora. En una primera instancia, se podría definir a la peli como una road movie en la selva. Un joven, buscando quién verdaderamente es, dejando todo un pasado de lado buscando un promisorio futuro. Con más fallas que aciertos, la primera parte del film aburre, es predecible y no ofrece nada nuevo a otras películas similares.
En este quiebre que se da al iniciar la segunda parte, la peli toma un tono totalmente diferente. Con algunas cosas ¿sobrenaturales? y totalmente exageradas, la primera impresión de la película queda en el olvido. Si la primera parte pecó de previsibilidad, esta segunda redobla la apuesta haciendo todo mucho más obvio. Con algunos plot twist evidentes y una floja resolución del conflicto general, esta producción termina siendo aburrida y para nada disfrutable.
Las interpretaciones de los actores, no son destacables. No porque sean malos actores, sino que el guion no está diseñado para que esto suceda. Poca importancia en sus participaciones y subtramas mal desarrolladas, llevan al film a estancarse en apenas minutos desde su comienzo. Dentro de todo lo malo de la película, Radcliffe es de lo más destacable por el trabajo físico y por la empatía que uno puede llegar a sentir con su personaje.
Un aspecto bastante destacable, es la fotografía. Los escenarios elegidos, la mezcla y la edición de sonido. Las imágenes que se observan a lo largo del corte final, brindan un paseo por pasajes de Bolivia y Australia. Gracias a un trabajo genial del equipo técnico, los encargados del sonido de ambiente nos transportan a la jungla con el protagonista. Estos sonidos con la ayuda de un buen sistema de audio, ayudan a mejorar esta aventura cinematográfica.
En palabras finales, Jungla es un docu-drama exagerado y fuera de tono. Lamentablemente la historia de Yossi queda en un segundo plano. Tal vez, la forma en la que se escogió para transmitirla fue un error y los recursos narrativos estuvieron mal elegidos, por eso termina siendo una flojísima película en donde ni Daniel Radcliffe puede hacer magia para salvarla.