Cuando Jack Sparrow conoció a Indiana Jones…
Dinosaurio, Tomorrowland, La mansión embrujada y la explotada Piratas del Caribe, son propuestas que le deben a las atracciones del gigantesco Disney World. Ahora se suma a la familia Jungle Cruise.
Protagonizada por Dwayne Johnson y Emily Blunt el filme se centra en el capitán Frank Wolff y la científica Lily Houghton acompañados por su hermano McGregor que se embarcan en una aventura para encontrar el Árbol de la vida, del que se dice posee grandes propiedades curativas.
Como toda historia de aventuras tenemos también a los villanos que buscan apropiarse de aquel árbol para su propio beneficio. En pocas palabras nada que no hayamos visto en el género, sobre todo en la pionera Indiana Jones que también tuvo herederas como La momia (1999) o La leyenda del tesoro perdido (2004).
Cambiando mares por ríos, manteniendo un trío con algunos cambios pero intereses contrapuestos, el espíritu de Piratas del Caribe también puede apreciarse (tal vez por sugerencia de Johnson que confesó su fanatismo sobre la saga).
Sin embargo el filme pierde tiempo en buscar ser algo que no es en vez de intentar tener su propia personalidad, pero eso no significa que no lo haga.
Por un lado tenemos a los villanos, que a mi parecer no se terminan de lucir del todo y eso tiene que ver con la saturación que presenta.
Otro elemento que no puede faltar en pleno siglo XXI es el hecho de agregar un personaje LGBTQ, que se siente forzado y parece que el filme constantemente quiere subrayar por exigencias de los tiempos que corren en vez de naturalizarlo como se debería.
En lo visual no puedo objetar nada. Disney sabe vender un producto y sin duda sé que en los cines va a irle bien.
Con respecto a los protagonistas me llevé una grata sorpresa, no sólo de Blunt, sino también de Johnson, que se lo nota consolidado y atrás quedaron sus primeras propuestas (como la ridícula Hada por accidente o Entrenando a papá). En el filme, ambos hacen lo que no pasó en Piratas del Caribe y eso es el corazón del filme: su química. Es grato descubrir que ambos actores tienen gran química en pantalla y si tienen presente Piratas del Caribe recordarán que la de Orlando Bloom y Keira Knightley era inexistente.
En definitiva, Jungle Cruise es una propuesta que se puede disfrutar sin pretensiones.