Jungle Cruise es una película que cumple con su promesa: entretener sin dar muchas explicaciones ni formalidades.
Y la verdad es que no se puede esperar más de la nueva adaptación de Disney sobre una de sus famosas “rides” en su parque de diversiones.
De la misma manera que se hizo con la saga Piratas del Caribe -y también en alguna medida con Tomorrowland (2015)- aquí se intenta venderle al público un universo a partir de una atracción turística/juego.
En esta oportunidad evocando una especie de espíritu a lo Indiana Jones o sus derivados, tales como la saga de La Momia.
Lo que le resta mucho es que todo el tiempo se la nota artificial. Toda la naturaleza que los rodea, tanto plantas como animales. Y eso puede sacar de sintonía a muchos espectadores.
Asimismo, la historia en sí es trillada. Ya hemos visto arcos argumentales muy similares. Pasa que aquí lo que resalta es el buen trabajo de la dupla protagónica. Dwayne Johnson hace brillar todo al igual que en el resto de sus producciones y Emily Blunt no hay nada que haga mal.
El director Jaume Collet-Serra, de carrera bastante interesante, acá queda un tanto opacado detrás de toda la parafernalia Disney. O sea, su puesta es la correcta pero los VFX ocultan su talento.
En definitiva, Jungle Cruise es un film que será disfrutado por un público sin mayores exigencias, que solo busquen entretenerse con algo simple.