“Jungle Cruise” impulsará la venta de nuevo merchandising, gustará al público preadolescente de ambos sexos, sea por Emily Blunt y/o por Dwayne Johnson, y quizá guste también a a quienes se idenfican con el sexo no binario, por el personaje de Jack Whitehall.
Sin embargo, gustará algo menos a los nostálgicos del paseo fluvial en la Tierra de la Aventura de Disneylandia, hayan ido o lo hayan visto cuando niños en la televisión, presentado por el propio Walt Disney. Quizá también guste a los buscadores de citas, homenajes e imitaciones, porque este “Jungle Cruise” no solo toma elementos del mencionado paseo, sino particularmente de Indiana Jones, “Piratas del Caribe”, “La momia”, “Tras la esmeralda perdida”, “Invasión infernal” (reemplazando a las cucarachas por abejas) y otras películas de entretenimiento. Además hay un poquito, muy tergiversado, de “La reina africana”. Pecado mortal.
Lástima que al tomar esos elementos esta nueva película los amontona, los acelera y los desaprovecha. Le sobra agitación y le falta suspenso. Sin un buen suspenso las escenas pierden parte del efecto que se merecen, y eso no es por falta de tiempo, ya que dura 127 minutos. Al final cansa. Encima, algunas partes transcurren en la oscuridad.
Por suerte los protagonistas son simpáticos, los encargados de fotografía, dirección de arte, efectos digitales, etcétera son eficaces (al frente, el vasco Martínez Fabiano y el francés Jean-Vincent Puzos) y hay un yaguareté digital tamaño familiar también simpático. La música, en cambio, es ampulosa, innecesariamente omnipresente, y poco memo-
rable. Dirección, el catalán afincado en EEUU Jaume Collet-Serra. Filmación en Hawai, fingiendo ser el Amazonas con toda clase de porquerías pero sin mosquitos.