Juntas

Crítica de Marcelo Cafferata - El Espectador Avezado

Dentro del cine y más precisamente en este caso, del cine documental, se van abriendo nuevas temáticas que reflejan, acompañan y refuerzan las grandes conquistas sociales que hemos atravesado como sociedad en estos últimos años.
Cambios tan fuertes, tan profundos, tan esenciales pero a la vez tan naturalizados en gran parte de la sociedad –por suerte- y sobre todo en las nuevas generaciones, que se hace difícil repensarnos como colectivo social antes de que estos cambios hubiesen sucedido, que se valorizaran y que aseguraran estos derechos, donde la libertad prima por sobre cualquier otra cuestión.
Por si todavía algunos dudan de la fuerza de estos cambios, sólo basta ver algunos ejemplos como los recientes documentales “Mocha” o “Reina de Corazones” sobre movimientos culturales y artísticos, completamente inclusivos, impulsados por la comunidad travesti o algunas ficciones en donde aparecen estos temas de manera preponderante para marcar diferencias en lo que el cine quiere contar: la reciente “Girl” –enviada por Bélgica para representarla al Oscar como mejor película extranjera-, “Carol” de Todd Haynes, “Tiempo de Revelaciones / La belle saison” de Caterine Corsini o la ganadora del Goya de este año, “Carmen y Lola”.
En “JUNTAS” no hay ficciones escritas por guionistas sino que pasa la vida misma.
El documental de Laura Martinez Luque (por Colombia) y Nadina Marquisio (por Argentina) nos permite “espiar” las vidas de Norma y Cachita, desenvolviéndose frente a la cámara en su cotidiano, desgranando anécdotas de sus vidas y por sobre todo, contando a través de las imágenes, los sonidos y las texturas, su historia de amor.
Desde ese respetuoso lugar de construcción del que parten las directoras, sabiendo tomar una prudente distancia cuando es necesario, sin resultar invasivas, transmiten con absoluta precisión la fuerza de esta historia.
Les brindan generosamente el lugar de un protagonismo excluyente, para mostrarnos su ejemplo de vida y su enorme sencillez. “JUNTAS” cuenta una historia de amor que ha sabido desafiar cualquier tipo de convenciones y que, luego de tener cada una de ellas una pareja heterosexual, lograron amarse y sostenerse a lo largo de tres décadas, convirtiéndose en la primera pareja lesbiana en contraer matrimonio en América Latina allá por el 2011 con sus lozanos 68 años, en planea época de la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario.
Con el registro a través de un año de la cotidianeidad de Norma Castillo y de Ramona “Cachita” Arévalo, el trabajo de Martinez Luque y Marquisio no solamente refleja ese tiempo compartido en el día a día, sino que habla de un espacio de construcción y por sobre todo, un lugar de comunión.
El documental les propone además, acompañarlas en un viaje muy particular hacia Colombia: esa geografía que fue testigo de este compromiso, aquella casa donde vivieron juntas, donde disfrutaron de un amor en principio bordeado de la clandestinidad que imponía la época, pero de enorme libertad puertas adentro.
Y desde ese lugar, entonces, mostrar esa construcción basada en el amor, el deseo, el compañerismo y el respeto mutuo. Luego de un importantísimo recorrido en el circuito de Festivales entre los que se incluyen Portugal, España, Francia e incluso su exhibición en el Festival Asterisco 2017, finalmente podremos disfrutar del estreno de “JUNTAS”, este documental cuyo mayor mérito es evitar poner en palabras lo que las imágenes narran por si solas sin ningún tipo de subrayado.
Fragmentos de sus vidas relatados por las propias protagonistas, quienes eluden con su extrema naturalidad, cualquier atisbo de relato panfletario, privilegiando las sutilezas a lo explícito o sobreexplicado, logrando no caer en ninguno de los clichés ni de los lugares comunes.
Las directoras abordan todos estos temas tan vigentes y tan potentes del colectivo LGTB con una sutileza y una delicadeza que juega a favor de la ternura general del relato. Una historia que se va impregnando de cada uno de los testimonios y de esta forma se nos invita a ser partícipes de ese viaje que emprenden a lugares entrañables, a los recuerdos y a sus vivencias, a las nuevas emociones y a las reflexiones a las que (les) invita ese territorio tan propio.
Somos testigos de esa intimidad de pequeños gestos, de palabras precisas, de una atmósfera de tantos momentos compartidos y aún en esa azarosa elección desordenada y sin cronologías, la potente figura de Norma y Cachita van entrelazando la historia mientras se entregan a la mano amorosa de sus dos directoras.