¿Quién dice que es fácil?. No sólo es uno de los guiones de Solarz que tuvieron traspaso a fílmico, sino el interrogante que se le podría formular a este realizador devenido en director con éste, su debut.
Juntos…presenta en sus minutos iniciales el indiscutible sello de Solarz al momento de recrear situaciones tragicómicas vinculadas a las relaciones de parejas, tal como hiciera con ¿Quién Dice…y Un Novio para mi Mujer. Una desopilante escena con un sofá en plena vereda, producto de una discusión conyugal que define la estructura inicial del film y la eventual desestructura, tanto a nivel argumental como postura del director. Peto Menahem interpreta a Gross, un guionista al igual que Solarz, quizás un guiño a El Ladrón de Orquídeas, cuya realidad y ficción se entrelazan constantemente. El acaba de ser abandonado por su novia (Malena Solda) con quien convive, a partir de este quiebre accede a los pedidos de esta para hacerla volver como empezar terapia, cambios que no puede concretar debida a la maquinaria mente que lo acosa con la escritura de un guión. Infantilmente, Gross inicia una nueva relación, enfermiza con una “dumb blonde” (Florencia Peña), por momentos para tratar de olvidar a la anterior y en otros como para querer demostrar su ¿avance? ante el posible regreso de su ex. La relación se vuelve caótica y es donde el film comienza a transitar un camino de obsesión à la Vertigo. Algunas decisiones de guión no lograron un por convencerme, es más, hasta disgustaron, una escena en particular de poca sutileza y violencia hacia el sexo femenino y un vocabulario no “políticamente correcto” utilizado en menores.
Menajen realiza una composición interesante, cual un personaje woodiano. Mirta Busnelli en el rol de su madre, estereotipada recuerda a Soledad Silveyra de Las Hermanas L.
Algo que deja en claro el film es que debería plantearse vitalmente en un casting cinematográfico, la participación de actrices con cirujías faciales, hecho por el cual se desdibuja la gesticulación en las interpretaciones y como espectadores perdemos tiempo en registrar éstos cambios atroces de rostros, como el tiempo invertido en la visión de este olvidable film.