Una película disfrutable dentro de lo visual y la acción, pero que no llega en historia y desarrollo de la trama a los niveles de la primera entrega, llegando a verse como una película que mezquina todo lo bueno de su antecesora.
Todo el éxito y repercusión que tuvo Jurassic World en 2015, dejó a los fans de la saga original y a los recién llegados a la franquicia, con toda la expectativa sobre la secuela que se estrena esta semana en salas de todo el planeta. Si bien los trailers de Jurassic World: El reino caído, mostraron la espectacularidad de los efectos especiales y lo magistral de los dinosaurios animados en CGI, solo se tenía una idea de en qué contexto se ubica el filme, pero no como se iba a desarrollar.
Tres años después de los acontecimientos de Jurassic World, con las instalaciones del parque abandonadas y los dinosaurios sueltos, la Isla Nublar entra en actividad volcánica crítica, amenazando la existencia de toda su peculiar fauna. En el medio se desata un debate ético/moral sobre si los dinosaurios (fruto de la ingeniería genética) deben ser dejados a su suerte, a modo de que la naturaleza arregle la alteración que significó la clonación de dinosaurios o si estos gigantescos animales deben ser salvados por lo milagroso que significa su existencia en nuestros días.
Con este contexto caótico, gente de InGen al mando del infame Dr Wu (aquel ingeniero genetista que ya vimos en las anteriores entregas) logra rescatar material genético de la Indominus Rex, para generar una nueva especie experimental para uso militar: El Indoraptor. A su vez aparece en escena un ex socio del viejo John Hammond: Benjamin Lockwood, quien estando a favor del salvataje de los dinosaurios, encomienda la misión de rescate a los protagonistas Owen Grady (Chris Pratt) y Claire Dearing (Bryce Dallas Howard) quienes vuelven a reunirse para esta aventura.
El elegido por el productor Steven Spielberg para dirigir esta entrega fue el español Juan Antonio Bayona, un realizador especializado en cine de género con cintas como El Orfanato y A Monster Calls. Claramente se nota mucho su impronta en The Fallen Kingdom, con escenas donde existe una tensión narrativa y manejo de cámara digna de un filme de terror.
El guión se encuentra a cargo de Derek Connolly y Colin Trevorrow (El director de la anterior entrega) y si bien nos dan una historia entretenida, peca fuerte de estar fragmentada en dos partes de manera muy notoria. Esto le juega en contra por toda la espectacularidad visual y de acción presente en toda la saga que lamentablemente en esta entrega no se vio. Acá no hay parque que conocer, ni mucha isla que recorrer y los dinosaurios, pese a no ser los personajes centrales en las tramas, quedan en segundo y hasta tercer plano. Con solo decir que no hay ninguna escena de pelea entre ellos donde se alcance los niveles épicos como en la pelea final de Jurassic World, esta todo más que dicho sobre la impronta de lo que se quiere narrar en esta segunda entrega y es este aspecto de componente “episódico”, en la que El reino caído sufre el síntoma de las anteriores secuelas de la Jurassic Park original, no logrando ser una continuación con una historia solida y que redoble la apuesta de las primeras partes. Todo queda en una historia particular en un contexto dentro de la saga, con una magnitud que no alcanza para llenar los zapatos de una secuela tan esperada y que prometía romper todo desde sus trailers.
Si bien los protagonistas humanos tienen más preponderancia y hasta presencia en pantalla, la pareja protagonista que interpretan Pratt y Howard , carecen de esa química que bordeaba la tensión sexual que había en la primer entrega, y ni hablar del mismísimo personaje de Pratt en particular, al cual se le bajó mucho los decibeles de ese sex appeal de macho alfa, afectando negativamente al nivel de carisma del personaje.
Otro aspecto negativo a marcar son los escasos guiños con la Jurassic Park original de manera certera, sutil e inteligente que si tenía la primera Jurassic World. Y si bien aparece Ian Malcom, el ya icónico personaje de Jeff Goldblum, se nota lo forzado de su presencia en pantalla para sustentar un punto de vista de los que se debaten en la película y solo queda como un factor anecdótico en el film.
Si bien es una película disfrutable dentro de lo visual y la acción, no llega en historia y desarrollo de la trama a los niveles de la primera entrega, llegando a verse como una película que mezquina todo lo bueno de su antecesora. La expectativa de las segundas partes pueden jugar en contra y esta nueva entrega de la franquicia no pudo escapar, repitiendo lo decepcionante de sus anteriores secuelas. Y teniendo en cuenta el final abierto y sin vuelta atrás de Jurassic World: El reino caído, habrá que esperar hasta 2021 para saber cómo concluirá esta nueva saga y ver si puede superar el mal trago de esta segunda entrega y salvar de la extinción a la franquicia.