Juan Antonio Bayona, el director y productor de cine español que sorprendió con “El Orfanato” allá por el 2007, y que terminó de consagrarse como realizador mediante la espectacular y emotiva “Un Monstruo Viene a Verme” (2016), nos ofrece esta secuela del reboot de “Jurassic Park” (1993), aquella mítica saga iniciada por Steven Spielberg.
“Jurassic World: Fallen Kingdom” representa un producto sumamente entretenido, que refleja el enorme talento de Bayona, al poder contar una historia atractiva, atrapante y ligeramente diferente a sus predecesoras. La primera entrega de 2015 nos presentó el legendario parque de atracciones con las puertas abiertas y a un enorme caudal de gente visitándolo a diario, todo eso hasta que se desató el desastre y la isla quedó abandonada. En esta ocasión, Owen Grady (Chris Pratt) y Claire Dearing (Bryce Dallas Howard) deberán volver a la Isla Nublar con el objetivo de rescatar a los dinosaurios que quedaron deambulando libremente, antes de que una erupción volcánica acabe con todas las criaturas prehistóricas.
Sin entrar en spoilers, cabe decir que el largometraje sorprende por no tomar ninguno de los caminos sugeridos en el tráiler. El film comienza con un breve prólogo donde se nos presentan a los papeles nuevos, Benjamin Lockwood (James Cromwell), compañero del conocido doctor Hammond de la película original, su socio y administrador de su fortuna Eli Mills (Rafe Spall) y los jóvenes Franklin Webb (Justice Smith) y Zia Rodriguez (Daniella Pineda), que acompañarán a nuestros héroes en la operación de rescate de los animales otrora extintos. Estos personajes son desarrollados brevemente para pasar directamente a la acción sin más preámbulos. Igualmente, Bayona despliega su pericia narrativa para cambiar el tono del relato, y virar levemente hacia el terror o al thriller. “Fallen Kingdom” es más una película de terror en el sentido de que genera la tensión y el suspenso correspondientes, en lugar de la clásica entrega de aventuras a las que nos habían acostumbrado las secuelas. Sí, hay escenas de acción frenéticas como en las demás cintas de la saga, pero el tono principal que mantiene esta obra va más en consonancia con el cine de horror, donde las criaturas se perciben como seres imprevisibles y acechadores más que bestias arrasadoras que destruyen todo a su paso. El director deja entrever ciertas atmósferas y climas que pudimos observar previamente en “El Orfanato”, pero aplicadas al contexto jurásico.
Este cambio de tono es vital para corregir cierta simpleza narrativa establecida en el guion escrito por Colin Trevorrow y Derek Connolly. Recordemos que Trevorrow dirigió la cinta anterior y sus problemas eran justamente ciertos elementos que podemos ver nuevamente (pero en menor medida) en el opus de Bayona. Si bien acá se priorizó la acción por sobre la trama, es verdad que algunas cuestiones, como por ejemplo los villanos de turno, resultan bastante esquemáticos y con justificaciones que vienen impuestas por necesidades del propio guion (lo que suele conocerse como Deux Ex Machina). Los antagonistas son malos porque sí, y las motivaciones de los héroes para volver a atravesar por los infortunios del relato anterior tienen sus razones altruistas y poco verosímiles que hacen que uno ponga en tela de juicio la coherencia interna. No obstante, uno se deja llevar por aquella magnífica puesta en escena que establece el film, los climas sumamente inmersivos que establece el autor junto con la excelente labor de Michael Giacchino (“Los Increibles”, “Up”, “Star Trek”) en la creación de una banda sonora que sea acorde y vaya en consonancia a lo establecido en la estética visual.
La inventiva de Bayona pasa incluso por el deseo de subsanar errores de la entrega anterior de manera sutil, la primera escena en la que vemos a Claire, hay un paneo vertical que va desde los zapatos de la protagonista hasta su rostro. El mismo calzado que fue ridiculizado en redes sociales luego de que Claire intente huir de un T-Rex corriendo con esos incómodos taco agujas. A continuación, cuando vemos al personaje de Dallas Howard nuevamente en la isla, el director repite el paneo esta vez desde la cara hacia el calzado, donde ahora se puede apreciar que lleva puestas unas botas más acordes al terreno en el cual va a desarrollarse parte trascendente de la aventura.
Respecto a los tópicos que atraviesan esta obra, el relato le da una mayor importancia al deseo del ser humano de sacar rédito económico sin medir las consecuencias, los experimentos genéticos con animales, el mercado negro de la industria armamentista y la creación de armas biológicas, mientras que la idea fundamental que abordaba toda la saga se centraba principalmente en el hombre jugando con el rol de Dios. Una actualización al contexto global actual y la tensión mundial que impera hoy en día.
“Jurassic World: El Reino Caído” es una invitación diferente a ese mundo jurásico, el cual necesitaba aire fresco luego de cierta tendencia a la repetición. Es por ello que Bayona cambió su tono pero sin dejar de lado la tendencia pochoclera necesaria para convertir a esta secuela en un divertimento altamente recomendable.
Dato Extra: Hay una escena post créditos bastante intrascendente pero que quizás los fans más acérrimos quieran ver.